Tras el paso del huracán Otis por Acapulco, Guerrero, el mar, uno de los principales activos del puerto turístico, ha sido abandonado a su suerte, a pesar de la contaminación que sufrió por el hundimiento de alrededor de 600 embarcaciones, muchas de las cuales no han sido recuperadas, con el daño inminente que provocan a los océanos.
Tan sólo se calcula que cada batería contamina alrededor de 600 mil litros de agua, a lo que se suman los desechos de hierro, fierro, vidrio, madera y plásticos que inundan las principales playas del puerto.
“Cuando llegué (a Acapulco) era impresionante que no había ni una embarcación flotando, todas estaban amontonadas y rotas en la franja de arena. Cuando me sumergí en el mar era como si hubieran metido todos los barcos a una licuadora y hoy mi miedo es que se abandonen, que las instancias gubernamentales digan ‘hasta aquí alcanzó el presupuesto’ y que todos los residuos se queden ahí”, advirtió Mariana Menchaca, fundadora de la ONG Ola del Cambio.
La activista que trabaja para limpiar playas aseguró que el problema es grave, debido a que en el puerto no existe una dependencia encargada de limpiar el mar.
“De por sí no tenemos en Acapulco una dependencia que se encargue de limpiar el fondo marino, son aproximadamente 600 embarcaciones las que se vieron afectadas”, relató.
Aseveró que, en el mar hay aceites, gasolinas, vidrio, fierro, pero lo que más preocupa son las baterías, porque al estar en contacto con la salinidad del mar se vuelven tóxicas y retirarlas requiere precaución porque pueden explotar.
“Las playas son muy importantes, son nuestros lugares de convivencia, ahí viene nuestro turismo, hace unos días acudimos a sacar unas baterías de barco a una playa, pero fue a pulmón y bastante difícil, solo logramos sacar tres cargándolas entre varias personas, y es peligroso, porque estas baterías cuando las sacas, por la presión o un golpe, pueden soltar ácidos, producen problemas en el sistema nervioso, quemarte; ya un conocido se puso mal por andar sacando baterías”, compartió Menchaca.
Desde hace seis años junto con seis amigos, Menchaca inició Ola de Cambio, y en temporadas de brigadas llegan a sumarse 30 personas de apoyo.
Los integrantes de la ONG al menos dos días a la semana se juntan para meterse al mar a tratar de recuperar lo poco que puedan “a pulmón” como definen su actividad, ya que no cuentan con equipo de protección o tanques de oxígeno, por lo que se han acercado a las autoridades de gobierno y Marina, para solicitarles acompañamiento, sin que al cierre de este reportaje hayan tenido alguna respuesta.
“Hace meses tuvimos un blanqueamiento de coral masivo, que se dio en varias partes de México también. Nos dimos cuenta que era a raíz del cambio de temperatura en el agua provocado por el fenómeno del Niño, agravado por el cambio climático y sin corales más especies van a empezar a colapsar”, alertó la ambientalista.
Algunas de las especies que habitan estos arrecifes se encuentran en peligro de extinción, como es el caso de las tortugas verde, carey y caguama; el manatí; el tiburón ballena; entre otros, de acuerdo con reportes de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
“Somos uno con el planeta y todos formamos parte de esto, nosotros formamos parte de ese medio ambiente”, concluyó Menchaca.
Cruz Azul y FEMSA ponen su grano de arena
El huracán Otis afectó a por lo menos 273 mil 844 viviendas y servicios básicos como el acceso al agua potable, una recuperación que podría tomar al menos dos años, estimó Alejandro Martínez, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de la delegación Acapulco (Concanaco).
Para atender estas demandas la cementera Cruz Azul imparte cursos de albañilería de manera gratuita y FEMSA envió un par de vehículos potabilizadores de agua.
Cementos Cruz Azul compartió que la escuela, que ubicaron en el Centro de Convenciones de Acapulco, imparte cursos tanto teóricos como técnicos de albañilería básica, con una duración de un par de días, donde las más interesadas han sido mujeres.
“Tengo la intención de iniciar con un cuarto y así hasta terminar una buena casa, nos enseñan desde el nombre de las herramientas, hacer los cimientos, la loza, cómo colocar varillas, armar castillos. Incluso puedo contratarme como ayudante albañil en las obras que va a haber, es una fuente de empleo y de terapia”, refirió Adriana Serrano, aprendiz se albañilería en Acapulco.
Por su parte, FEMSA comunicó que envió un par de ‘Ven por Agua’, vehículos potabilizadores de agua, con capacidad de limpiar hasta 48 mil litros diarios
“En su proceso de potabilización el agua cruda pasa por
un clorador, luego se filtran los sedimentos y pasa por un proceso de ultrafiltración y ósmosis inversa. Después, se realiza un proceso de purificación con microfiltración, desinfección Ultravioleta, desinfección Ozono e ionizador de plata”, explicó la empresa.