México enfrenta una preocupante crisis, donde nueve de cada 10 desechos peligrosos no reciben el tratamiento adecuado, un panorama inquietante debido al vertiginoso aumento en la generación de estos materiales tóxicos, en la última década. Estos desechos, que incluyen metales pesados, aceites, productos químicos y biológicos, así como solventes, representan una seria amenaza para el medio ambiente y la salud pública.
Sin embargo, la capacidad para abordar este desafío se ve severamente limitada por la escasez de infraestructura adecuada. En todo el país, solo 141 empresas están autorizadas para el tratamiento de estos materiales, y solo existen dos centros de confinamiento, de acuerdo con Semarnat.
En la última década, entre 2013 y 2023, las empresas en México triplicaron su generación de residuos peligrosos, al pasar de un promedio estimado de 76 mil 837.51 toneladas hace 10 años a 277 mil 37.2 toneladas al cierre del año pasado, un incremento del 260.5 por ciento, arrojan datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
“Donde hay más relajación en el cumplimiento de disposiciones legales es con el tratamiento de desperdicios, porque hacen uso de sustancias tóxicas, y el tratamiento de éstas hasta su última consecuencia”, expuso Víctor Medellín, instructor de BSI Group, una firma certificadora, auditora y formadora en torno a normas para estandarizar procesos.
Agregó que, en general la primera respuesta de las compañías ante el manejo de residuos peligrosos es compartir la responsabilidad a otro, contratan a una empresa que se dedique a eso, pero se ha tenido muy poco control y seguimiento.
“En la subcontratación se ha tenido muy poca habilidad de control para hacer seguimiento de hasta dónde llegaron con ese residuo peligroso, y de esto las consecuencias han sido muy grandes, desde la desaparición de empresas por hechos relacionados como Xerox porque la disposición de sus tablillas se la daban a un tercero y ellos lo que hacían era sepultarlas en un lugar, entonces la disposición no se hacía conforme a los lineamientos, nacionales e internacionales”, expuso Medellín.
En mayo pasado, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) clausuró por segunda ocasión a Sistemas integrales en el Manejo de Residuos Industriales (Simari), por el mal manejo de residuos.
Reportes arrojan que Simari, ubicada en Tepeji del Río en Hidalgo, ha recibido denuncias desde hace 25 años, debido a que sus residuos estaban en el patio de la empresa o incluso en la calle, a sus alrededores.
Nuevo León se coloca como la entidad con mayor generación de residuos peligrosos, con un volumen total de 1.6 millones de toneladas de 2004 a 2023, seguido de la Zona Metropolitana con 925 mil 275 toneladas, y Chihuahua con 377 mil 947 toneladas.
Automotriz y Química entre las más generadoras
Datos de la Semarnat arrojaron que las empresas que más producen residuos peligrosos son las que ofrecen el servicio de manejo de los mismos, seguido de la industria automotriz.
En este sector sus principales desechos son: derivados del petróleo, líquidos de freno, refrigerantes de motores, ácidos de batería y neumáticos usados.
Aunque con el auge de los vehículos eléctricos se suma a la discusión la necesidad de darle un buen manejo a las baterías, ya que contienen minerales como litio, níquel, cobalto y cobre, que ya fueron extraídos del suelo y regresarlos genera mayor contaminación.
“El razonamiento ha sido el siguiente: Tenemos que combatir estas cuestiones climáticas, desarrollemos nuevas minas, y extraigamos los materiales lo más rápido posible”, dijo Payal Sampat, director de los Programas Mineros de la Earthworks, organización medioambiental sin fines de lucro.
Otras industrias que encabezan la generación promedio anual son la química con 16 mil 480 toneladas, las empresas metalúrgicas con 15 mil 296 toneladas, y mercantil con 10 mil 789 toneladas.