La aerolínea paraestatal que el Gobierno pretende crear con el nombre de Mexicana de Aviación tendrá como principales clientes a los beneficiarios de programas sociales, además de que buscará operar rutas desatendidas por líneas aéreas nacionales utilizando el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) como base.
Este planteamiento, consideran especialistas del sector, está lejos del camino de la rentabilidad, por lo que su instrumentación tendrá un elevado costo para el erario, además de que representará una competencia desleal para empresas aéreas y aeropuertos.
Carlos Torres, experto en la industria aérea, explicó que, si bien el presidente ha justificado la creación de una aerolínea del Estado para buscar cubrir la falta de conectividad regional, lo acertado habría sido apoyar la ampliación de la cobertura de las aerolíneas que ya existen.
“Va a costarnos mucho dinero. Además, podrían afectar los planes de inversión que tienen los grupos aeroportuarios, toda vez que son empresas que cotizan en la Bolsa”, refirió Torres en entrevista.
Con la aprobación de los diputados a las reformas a la Ley de Aeropuertos, las paraestatales mexicanas podrán administrar puertos aéreos y aerolíneas a la vez, una disposición que, de acuerdo con Torres, podría perjudicar la competencia con puertos aéreos y aerolíneas privadas.
“Se podrían generar incentivos perversos para darle ventaja a esa compañía (del Estado), va a quedar en el papel la posibilidad que tengan un trato preferencial tanto por subsidios, horarios de aterrizaje y despegue”, puntualizó Torres.
Entre las opciones iniciales que ha planteado la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) está el modelo de una línea aérea que tenga como principal mercado a los beneficiarios de programas sociales, a quienes se les realizarán descuentos hacia destinos que conformen la red de aeropuertos del Gobierno.
“Uno de los planes de la nueva aerolínea es que los primeros clientes serán los beneficiarios de los programas sociales que, además, tendrán de alguna manera condiciones preferenciales para acceder a paquetes y destinos y esa será la primera fuerza de venta, al menos así lo está previendo la Sedena en estos primeros planes que están haciendo”, detalló una fuente que conoce de los borradores de la aerolínea militar.
De acuerdo con el cuarto informe de Gobierno actual, al cierre del año pasado había alrededor de 24 millones de beneficiarios de programas sociales, de los cuales, 10.5 millones reciben la pensión de adultos mayores, 11 millones tienen alguna beca y 2.3 millones están inscritos al programa de Jóvenes Construyendo el Futuro.
“Ellos están apostando que parte de esa base de los beneficiarios y a partir de ello, poder descontar el precio de un vuelo, de unas vacaciones”, agregó la fuente.
Cabe señalar que las disposiciones aprobadas por la Cámara de Diputados en materia de aeropuertos serán turnadas al Senado, pero actualmente contemplan la creación de la figura de asignación, la cual facultará a las empresas del Estado para obtener los permisos necesarios para operar una aerolínea de pasajeros, carga y correo.
Fernando Gómez Suárez, analista del sector aéreo, opinó que la discrecionalidad y poca transparencia serán los signos de la aerolínea militar que se uniría a la empresa Olmeca-Maya-Mexica, que ya tiene en su haber el control de puertos aéreos, ferrocarriles, entre otros negocios turísticos.
“También existe la posibilidad de una serie de amparos, pero si no ocurre, habrá pérdidas de las aerolíneas competidoras, eso no es una buena señal para las aerolíneas en general”, refirió Gómez.
El experto agregó que, con la aerolínea militar, se incrementarían los subsidios que deberá otorgar el Gobierno para la operación de esta empresa que, además, requerirá una fuerte inversión inicial.
De acuerdo con la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) las aerolíneas Latinoamérica tienen ganancias, cuando las llegan a tener, de apenas 0.4 dólares por pasajero transportado, aunque en los últimos años la industria ha operado en números rojos.
Además, la conformación de una aerolínea de bajo costo, con una flota no mayor a 10 aeronaves llega a costar alrededor de 20 millones de dólares, dependiendo de las condiciones de arrendamiento vigentes.
En el mundo hay pocos ejemplos de aerolíneas estatales dirigidas por elementos militares.