En un giro inesperado, la tendencia de consumo de bebidas alcohólicas experimentó un notable descenso de hasta 23.5 por ciento anual durante el tercer trimestre del año, después de la ‘borrachera’ que significó la pandemia del Covid-19 y el regreso a la llamada ‘nueva normalidad’, debido a que la inflación apagó la sed de celebración de los mexicanos.
El mayor efecto se puede observar en Becle dueña de más de 30 marcas distintas como los tequilas José Cuervo, Dobel, Centenario y 1800 y el Mezcal 400 conejos, que informó que, durante el tercer trimestre del año sufrió un desplome de 23.5 por ciento anual en sus ventas en México. Esto, a pesar de que durante el penúltimo trimestre del año se celebra el Grito de Independencia el 15 de septiembre, una de las mayores ocasiones de demanda para estos productos.
“Para México vimos una contracción en el mercado, que está afectando a todas las categorías y provocando una ligera tendencia: una caída dentro de la industria. Además, la alta inflación y los problemas de inseguridad están afectando el canal local”, relató Olga Limón, managing director en Becle para Mexico y LATAM.
El resultado negativo de Becle es el primer indicio de que los mexicanos han reducido su consumo de bebidas alcohólicas, como sostienen los datos del INEGI, que reportó que de enero a septiembre de este año las ventas de estos productos, sin incluir tequila y cerveza, cayeron 6.5 por ciento anual, con un total de 11 millones 283 mil litros, casi 5 millones de litros menos que los 16 que se consumieron en el mismo periodo de 2019, previo a la pandemia del Covid-19.
“Hay una contracción en el consumo de bebidas alcohólicas, sin incluir cerveza, porque esa bebida está creciendo, mientras que otras bebidas alcohólicas como ron, whisky, ginebra, e incluso vino, tienen una contracción, esto es porque hay menos personas consumiendo este alcohol en la casa”, explicó Martín Ramón, Manager Advanced Analytics de Kantar México, División Worldpanel.
Cabe recordar que, al inicio de la pandemia, los bares, cantinas y antros cerraron por más de 15 meses, por lo que muchos consumidores se vieron obligados a ingerir licores y vinos únicamente en sus hogares, donde algunos convirtieron a la mixología en su hobby. Incluso, ante la imposibilidad de reuniones masivas, el alcohol se convirtió en el “compañero” de muchos hogares que lidiaban con la pandemia.
“En lo personal hubo una etapa en la que estaba deprimido y llegué a tomarme dos botellas en una semana, pero este año, por ejemplo, compramos una botella para el cumpleaños de mi papá, y ahí sigue, nadie se la ha terminado”, relató Miguel Miranda, un consumidor.
La consultora Statista pronosticó que el consumo de bebidas etílicas per cápita en México disminuiría continuamente entre 2024 y 2028, para alcanzar los 4.94 litros anual por persona para 2028.
“El consumo de bebidas alcohólicas se ha concentrado en niveles socioeconómicos más altos, entonces vemos que estos niveles bajos son los que pueden tender a la disminución del consumo”, detalló el analista de Kantar México.
Para muchos, la respuesta a esta reducción en la demanda se explica por la inflación. Datos de Kantar arrojan que el 54 por ciento de los mexicanos enfrenta dificultades para solventar los gastos mensuales, el 47 por ciento de los consumidores ya hizo recortes a algunos gastos, y un 36 por ciento que no puede costearse salidas a bares.
Innovación, el empuje
Como una forma de combatir la reducción en la demanda, los productores de licores y vinos han hecho una apuesta por la innovación y por el desarrollo de productos premium para tratar de empujar el consumo.
“El crecimiento en sabores es tres veces mayor al resto de los productos, aportando el 85 por ciento del crecimiento, al tener mayor presencia en tienda, aún teniendo una baja distribución comparado con el resto del portafolio, con solo un 30 por ciento”, señaló NIQ en postura compartida a El Financiero.
Las bebidas presentadas con combinación de sabores ya sea tamarindo, o especialmente mandarina y frambuesa le dan el mayor crecimiento en ventas al Vodka, de acuerdo con la consultora.
Un ejemplo de ello es el Tequila Don Ramón que lanzó una versión sabor Tamarindo.
“Al principio fue una curva de aceptación del producto, pero sí vimos cómo un 20 por ciento de incremento en ventas, llegó para quedarse y estaremos también penetrando anaqueles en Estados Unidos”, adelantó Claudia Cetto Padilla, miembro del consejo consultivo Casa Don Ramón.