El incremento constante de la inflación en México ha desencadenado un ajuste preocupante en los hábitos de consumo de proteínas por parte de la población. En medio de las dificultades económicas del país, el consumo per cápita de proteínas cárnicas ha alcanzado un promedio anual de 95.54 kilos en 2023, lo que significa un aumento de sólo 6.1 por ciento desde el inicio del gobierno de AMLO. Sin embargo, esta cifra marca una desaceleración frente al crecimiento del 12 por ciento durante la presidencia de EPN, lo que muestra un cambio significativo en la dieta de los mexicanos por los crecientes precios de alimentos básicos como carne, pescado y huevo.
El consumo per capita de proteína de los mexicanos aumentó nueve kilos, al pasar de los 81 a los 90 kilos en el sexenio anterior; mientras en lo que va de este el incremento fue de 5.5 kilos, al pasar de 90 a 95.5 kilos al cierre del año pasado.
“El comportamiento del consumidor es directamente proporcional a su costo, por el poder adquisitivo y de compra, en la media que las proteínas son el segmento que más se encarece, ha sido el segmento que más se deja de consumir y se vuelve un consumo esporádico”, dijo Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Asociación Nacional del Pequeño Comerciante (ANPEC).
Uno de los factores clave detrás de la baja en el consumo de proteínas es la persistente inflación que ha afectado los precios de los alimentos básicos que han experimentado un aumento constante.
Los datos de la ANPEC arrojan que en el gobierno actual el pollo es la proteína que más se encareció con un alza del 79.5 por ciento, seguido del filete de pescado con 62.8 por ciento, huevo con 57.8 por ciento, atún con 55.6 por ciento, milanesa de cerdo con 45.6 por ciento, y milanesa de res con 23.3 por ciento.
“Detrás del consumo de proteínas en términos generales, ha habido una afectación que sí se da cuando hay contención de gastos, así sucedió en la crisis de 2009, en la pandemia con la reasignación de ingresos, y lo estamos viendo hoy con la coyuntura de crisis, el consumo se ha mantenido, pero no descartamos que se vengan a la baja, como estamos viendo el caso del atún”, Rolando Contreras, director para abarrotes en la consultora ISCAM.
Apuntó que, en canal abarrotero la venta de productos como atún, sardinas y salchichonería, cayó 0.58 por ciento en el 2023, y en el acumulado del sexenio actual el alza es de 2.7 por ciento, comparado con el gobierno previo que subió 10 por ciento en su acumulado.
“Cuando hablamos de este sexenio veo resultados positivos del 2019 hasta el 2023, aunque desacelerando, teniendo el 2023 una caída del 0.6 por ciento”, dijo Contreras.
Hacia delante, Ernesto Hermosillo, expresidente del Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne), informó que no deberían presentarse aumentos de precio en las proteínas, por lo que esto podría ayudar a elevar el consumo per capita.
“Con las condiciones actuales, los precios se pueden mantener, no debe haber cambios bruscos. Puede afectar si mañana hay una situación geopolítica, fluctuación en el tipo de cambio, pero no debería haber hoy en día incrementos en los precios”, expuso Hermosillo.
Dos terceras partes de la carne consumida en el mundo corresponden a China con 30.5 por ciento del total, seguido por EU con 15.1 por ciento, y la UE con 13 por ciento, mientras que México se colocó en la sexta posición con 3.5 por ciento.
Falla suficiencia alimentaria de pavo y cerdo
En promedio las proteínas este sexenio reportan un aumento en precio del 54 por ciento, comparado con 34 por ciento del sexenio anterior.
Dicha alza tiene afectaciones por sequías, encarecimientos de granos, y la falta de suficiencia alimentaria, ya que el 80 por ciento de lo que se consume es importado, donde la mayor alerta es el pavo y el cerdo.
“El pavo, aunque su volumen requerido es menor, se tiene que importar con un 88 por ciento, no producimos pavo, y preocupa porque sí utilizamos una cantidad de pavo interesante en los productos que transformamos, con embutidos y carnes frías, ese es un reto y situación que tenemos y hay que eficientar”, apuntó el presidente de la Comecarne.
El consumo per cápita de embutidos y carnes frías en México es de 8.5 kilos al año y de todo lo que se elabora, 52 por ciento es con producto de ave, donde el pavo toma relevancia; de ese total, 34 por ciento lo destinan a hacer jamones.