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Denunciante que reveló problemas de seguridad en aviones de Boeing aparece muerto en su camioneta

El cadáver de John Barnett fue encontrado en su camioneta con una presunta herida autoinfligida, reportó la BBC

Un avión Boeing 737 Max 7 espera en la pista durante los preparativos antes del espectáculo del Salón Aeronáutico Internacional de Farnborough. (Simon Dawson/Bloomberg)

Un extrabajador de Boeing, quien expresó su preocupación sobre los estándares de producción del fabricante de aviones en su planta del 787 Dreamliner en North Charleston, fue encontrado muerto, informó la BBC.

John Barnett, quien trabajó en Boeing durante 32 años hasta su jubilación en 2017, murió el 9 de marzo a causa de una herida autoinfligida, reportó la cadena británica. Su muerte fue confirmada por el forense del condado de Charleston, según el informe.

En un comunicado enviado por correo electrónico, Boeing expresó su pesar al enterarse de la muerte de Barnett y que los pensamientos de la compañía “están con su familia y amigos”.

¿Cómo John Barnett participó en la investigación a Boeing?

En los días previos a su muerte, Barnett había estado testificando en una demanda contra Boeing, apuntó la BBC. Iba ser sometido a más interrogatorios el sábado 9 de marzo y, cuando no apareció, se hicieron averiguaciones en su hotel.


Posteriormente fue encontrado muerto en su camioneta en el aparcamiento del hotel, según el informe.

En 2019, Barnett fue citado en un artículo del New York Times que decía que la fábrica de North Charleston, una de las dos plantas que fabrican el 787 Dreamliner, había enfrentado problemas de producción y supervisión que creaban una amenaza a la seguridad.

Entre algunas de las acusaciones que hizo fue que en algunos de los aviones se habían instalado piezas defectuosas y, a menudo, quedaban virutas de metal dentro de los aviones, informó el NYT. Barnett dijo que encontró grupos de astillas de metal colgando sobre el cableado que controla los controles de vuelo, según el informe.

El mismo año, le dijo a la BBC que los trabajadores habían estado colocando deliberadamente piezas de calidad inferior a los aviones en la línea de producción.


El historial de seguridad de Boeing vuelve a estar en el centro de atención después de que el 5 de enero se reventó un tapón de puerta en un 737 Max 9 operado por Alaska Airlines poco después del despegue. Nadie resultó herido y el avión aterrizó sano y salvo.

Boeing ha confirmado que no puede localizar ningún registro del trabajo realizado en el panel que falló y sugirió que no se siguieron los procedimientos de la compañía, según una carta enviada a un senador estadounidense que dirige el comité que supervisa las cuestiones de aviación.

En febrero, los reguladores estadounidenses dieron a la compañía 90 días para diseñar un plan para solucionar lo que llamaron problemas de control de calidad “sistémicos”, mientras que el Departamento de Justicia abrió una investigación criminal sobre el incidente de Alaska Air.

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