La participación del sector privado en la construcción de infraestructura y obras del país cayó 14.3 por ciento en el sexenio que termina de Andrés Manuel López Obrador, debido a la concentración de recursos y presupuesto asignado para las megaobras de la 4T como el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) o la Refinería de Dos Bocas.
Luis Méndez Jaled, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) explicó a El Financiero que la participación privada de los constructores en la obra pasó de 68.3 por ciento en junio de 2018 a 58.5 por ciento al mismo mes de 2024, dejando una caída del 14.3 por ciento. En tanto la participación del sector público en ese mismo periodo creció 30.9 por ciento, al pasar de 31.7 a 41.5 por ciento.
Detalló que esto ha sido resultado de que las obras insignia del gobierno saliente ‘han absorbido prácticamente el 20 por ciento de la inversión total de la infraestructura’.
Informó que, comparado con otros sexenios, el de López Obrador cerrará con el crecimiento más débil en la industria de la construcción con apenas un 1 por ciento, mientras que en el de sus pares, por ejemplo el de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, el crecimiento fue de 1.4 y 1.2 por ciento, o en el de Ernesto Zedillo de hasta el 8 por ciento.
En ese sentido, insistió en que han presentado al equipo de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, un diagnóstico con propuestas en materia de infraestructura. La CMIC ha detectado hasta 650 necesidades u obras que requiere el país, para lo cual se requerirán hasta 2 billones de pesos.
“Destacamos la prioridad de mejorar el mantenimiento carretero, hoy sólo 1 de cada 3 kilómetros se encuentra en la red federal en buenas condiciones y destacamos la necesidad de invertir fuertemente en la infraestructura para la generación de energías renovables, en especial la urgencia de mejorar las redes de transmisión eléctrica en algunas regiones críticas”, dijo.
Alarma inflación en México
Méndez Jaled destacó que los efectos de la inflación en los costos de insumos y materiales para la construcción ha ocasionado una distorsión en la actividad constructora, que se ve reflejada en los precios finales de la edificación.
“En el 2023 la inflación de los materiales bajó a 3.78 por ciento pero los salarios del sector crecieron un 8 por ciento en agosto de 2024. Esta disparidad de costos puede ejercer presión sobre la rentabilidad de los proyectos en los próximos años”, indico.