Cada vez es más frecuente el retraso de los vuelos que tienen como origen y destino la capital del país. ¿La razón? La saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Al primer semestre del presente año, el 35 por ciento de las operaciones de las aerolíneas nacionales en el AICM estuvieron fuera de tiempo, es decir, con retrasos mayores a 15 minutos, según datos de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), que depende de la SCT.
Le siguieron los aeropuertos de Puerto Vallarta, con 30 por ciento; Guadalajara, con 28 por ciento, además de Tijuana y Los Cabos, con 25 por ciento, en ambos casos.
Además, del total de los aterrizajes y despegues que reportan una demora en el AICM, el 80 por ciento no son imputables a las aerolíneas, y se explican por la infraestructura aeroportuaria, condiciones meteorológicas, seguridad operacional/aeroportuaria, sistemas de navegación, suministro de turbosina, repercusiones de otra aerolínea, entre otros, según el Subcomité de Demoras del aeropuerto capitalino.
"El Aeropuerto de la Ciudad de México representa un problema mayor para los índices de competitividad, porque su saturación está afectando al centro de negocios y de consumo más grande del país, la capital, pero además tiene un efecto en las demás terminales aéreas", señaló Ricardo Kumar, director general de Logistics Dadoo, consultora del sector.
El AICM es el aeropuerto más importante de México, al atender el 33 por ciento de las personas que se mueven por avión, además del 36 por ciento de la carga aérea.
Su saturación en horarios de aterrizaje y despegue (slots) de 7 a 23 horas, declarada en septiembre de 2014, ha impactado a otros aeropuertos y vuelos aunque su destino no sea la Ciudad de México.
Kumar consideró que la infraestructura ocupada, la utilización de equipos por parte de las aerolíneas, así como la preferencia que tienen los vuelos intercontinentales para aterrizar, son los principales detonadores del rezago en competitividad de la red aeroportuaria del país.
Una empresa que opera el vuelo Guadalajara-Monterrey utiliza en dicho trayecto un avión que primero tiene que llegar al AICM desde Mérida. Sin embargo, por falta de slots en la capital, los controladores aéreos pueden detener despegues en otros aeropuertos, por ejemplo el de la aeronave que hará el trayecto de la capital de Yucatán a la CDMX.
Si este último vuelo se retrasa 15 minutos en Mérida, será el mismo tiempo que se demore en salir de Guadalajara con destino a Monterrey, que además puede atrasarse más por el despegue de la Ciudad de México a la capital jalisciense.
"Un 30 por ciento de los vuelos punto a punto que no tienen que ver con el AICM se ven afectados por esta situación. Cuando es de las 5 de la tarde a las 9 de la noche, porque es cuando llegan los vuelos intercontinentales y los controladores prefieren dar espacios de aterrizaje a éstos, solicitan a los vuelos locales esperar en sus aeropuertos de origen", agregó Kumar.
La saturación del AICM contribuyó al deterioro de la competitividad en los puertos aéreos del país en el último año. Según el Índice Global de Competitividad 2016-2017 del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), la calidad de la infraestructura en aerotransportación de México se ubicó en el sitio 61 de 138 naciones, una pérdida de 6 posiciones respecto al estudio de un año antes.
CARRETERAS TAMBIÉN RESTAN
Las vías terrestres de transporte también restan competitividad. Según el mismo reporte del WEF, México se ubicó en el sitio 58 en el rubro de calidad de carreteras, un retroceso de 4 posiciones, respecto a un año antes.
De acuerdo con Enrique González, ejecutivo de la Cámara Nacional de Autotransporte de Carga para el Bajío, las carreteras pasan por un deterioro donde la inversión en conservación y mantenimiento no es suficiente.
"La infraestructura del país está más saturada, hay corredores que no han mejorado como el México-Nuevo Laredo donde sí creció el tráfico de carga. Por otro lado, el tren no está respondiendo a más carga y las carreteras están en deterioro por el autotransporte", señaló el empresario. En México, el 97 por ciento de los pasajeros y el 80 por ciento de la carga terrestre se mueven por las carreteras.
"En primer lugar, no hay un plan a largo plazo para desarrollar infraestructura y mantenerla en buena calidad con apoyo de la iniciativa privada ya sea directamente o a través de APPs. En segundo, hay una restricción presupuestaria que tiró proyectos ferroviarios y afectó a la red carretera en construcción y conservación. En resumen, la inversión es insuficiente", coincidió Edmundo Gamas, director general del Instituto Mexicano de Desarrollo de Infraestructura.
Para el especialista, si bien los puertos se han mantenido en el sitio 57 del Índice de Competitividad y la infraestructura ferroviaria ganó dos posiciones, las conexiones a estos, que en su mayoría son por carretera, han afectado en el desempeño.
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