Hacia el 2015 México tendrá que concretar diversas medidas regulatorias para alcanzar el objetivo de democratizar los servicios de telecomunicaciones.
De acuerdo con el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2015, el reto número uno será revertir un mercado de telecomunicaciones altamente concentrado, lo cual deberá ser acompañado de una política de Estado activa que impulse y desarrolle la innovación tecnológica de las telecomunicaciones.
Para desconcentrar esta industria, se contempla impulsar la oferta en los servicios de telecomunicaciones, así como fomentar la inversión privada en el sector.
Una estrategia para lograr esto, será las asociaciones público-privadas en el despliegue, desarrollo y uso eficiente de la infraestructura de conectividad del país.
El tercer desafío será aumentar el uso de internet mediante el desarrollo de nuevas redes de fibra óptica, que permitan extender la cobertura a lo largo del territorio nacional.
El cuarto punto consiste en desarrollar e implementar infraestructura satelital de banda ancha, mediante el lanzamiento de satélites de nueva generación.
El documento del gobierno contempla crear un programa de banda ancha que establezca los sitios a conectar cada año, así como la estrategia para conectar a las instituciones de investigación, educación, salud y gobierno que así lo requieran, en las zonas metropolitanas que cuentan con puntos de presencia del servicio de la Red Nacional de Impulso a la banda ancha.
El quinto reto estriba en fijar medidas como la regulación asimétrica, el sexto; un Plan Técnico Fundamental de Interconexión e Interoperabilidad, el séptimo; la consolidación de las áreas de servicio local, el octavo; la desagregación de la red, el noveno; la liberación del espectro en la banda de 700 MHz y el décimo; la constitución de un operador de la red troncal de las telecomunicaciones.
Todos estos desafíos tienen por objetivo expandir los beneficios de la conectividad entre la población en México.
Jorge Fernando Negrete, director de Mediatelecom Policy & Law, puntualizó que a los objetivos de inclusión digital de 70 por ciento de hogares y 85 por ciento de Pymes conectadas, habría que sumar alrededor de 45 millones de conexiones móviles adicionales a las actuales hacia el 2018.
Lo anterior con el objetivo de alcanzar una penetración promedio de 130 dispositivos móviles por cada 100 habitantes, como ocurre en países de América Latina con un desarrollo similar al de México, como es el caso de Brasil.
En opinión del experto, el sector mexicano de telecomunicaciones enfrenta actualmente un periodo de transición profunda provocado por la nueva reforma en la materia y los nuevos paradigmas del sector que, entre otras disposiciones, darán autonomía constitucional al nuevo órgano regulador, buscando el impulso de la conectividad universal y la transición a nuevas tecnologías, al mismo tiempo que convocarán nuevamente al Estado como operador de redes y proveedor mayorista de servicios de banda ancha.
Aunque se esperan efectos positivos de la nueva regulación, el retraso en la definición del conjunto de leyes secundarias que regirán al sector, además de la falta de una política pública con múltiples tropiezos desde el sexenio anterior, ha provocado la incertidumbre para empresas e inversionistas, ante un panorama que podría cambiar radicalmente en el corto plazo.
Andrea Valencia, analista de IDC México, recordó que el sector de telecomunicaciones en México se desaceleró en los últimos años, en comparación con otras industrias, como el de las tecnologías de la información (TIC's).
Además, la demanda de los usuarios ha cambiado radicalmente hacia los servicios de banda ancha. El reto de los operadores será saber adaptarse para satisfacer las nuevas necesidades del mercado.