Larry Page, Elon Musk, Jeff Bezos y Richard Branson son algunos de los directivos de multinacionales que decidieron abrir sus chequeras para hacer realidad sus sueños de la infancia, que van desde viajar al espacio, hasta fabricar autos voladores.
Estos proyectos son personales y los manejan de forma separada de sus principales empresas, salvo en el caso de Branson, pues Virgin Galactic forma parte del conglomerado de sus compañías.
El cofundador de Alphabet, matriz de Google, Larry Page, ha desembolsado al menos 100 millones de dólares para la fabricación de autos voladores, los cuales ya han sido puestos a prueba.
Page es hijo de profesores de computación y ciencia, por lo que se desarrolló rodeado de publicaciones de tecnología y computadoras. En 2010, creó en San Francisco Zee.Aero, empresa con la que prepara una aeronave que ya puede despegar y aterrizar de forma vertical, tal y como un vehículo sacado de la ciencia ficción.
La participación de Page dentro de Zee.Aero se había mantenido en secreto hasta hace algunos meses.
De acuerdo con las imágenes de la patente, la aeronave cuenta con ocho hélices, cuatro de cada lado que permiten el despegue y aterrizaje vertical.
También tiene dos motores que posibilitan que la aeronave se dirija hacia al frente. La auto sería lo suficientemente angosto para caber en un lugar de estacionamiento convencional.
Otro de los directivos que ha destinado una fortuna para alcanzar su sueño de niño es Elon Musk, el fundador del fabricante de coches eléctricos Tesla.
Desde pequeño, Musk, cofundador de PayPal, se sintió atraído por llegar al espacio y a sus 45 años está cerca de hacerlo. La historia de Musk se remonta a una ilusión por mandar ratones al espacio. Su plan original era comprar un par de cohetes a una compañía rusa, que al final elevó el precio, por lo que Musk analizó la oportunidad de desarrollar por sí mismo los aparatos a un menor costo.
En el 2002 creó su propia compañía, a la que llamó Space Exploration Technologies o Space X, que desarrolla cohetes que puedan utilizarse en más de un viaje.
Su objetivo es llegar a Marte en el 2018 y transportar a personas en 2024. Musk ha invertido 100 millones de dólares en la compañía, que ya logró aterrizar un cohete de manera recta.
Gabriel Charles, director de la incubadora de startups Wayra México, consideró que más allá de ser un capricho de la infancia, estos directivos abren nuevos negocios.
"Lo que yo creo es que están construyendo nuevas industrias. Y son proyectos que si bien pudieron haber nacido de su afición por la ciencia ficción, hablando del coche volador, puede ser un medio de transporte eficiente", consideró.
Otro que comparte el sueño de Musk es Jeff Bezos, fundador y CEO de Amazon, a través de la empresa espacial Blue Origin. Esta compañía también tiene el objetivo de que la humanidad pueda conocer el espacio como si se tratara de un destino turístico común y corriente.
Bezos, cuyo patrimonio neto es de 64 mil 800 millones de dólares, invirtió de sus propios recursos 500 millones de dólares para arrancar la empresa en el 2000.
De acuerdo con los relatos de The Everything Store, un libro sobre Bezos, a los cinco años, el fundador del sitio de e-commerce se sintió inspirado al ver el despegue del Apollo 11. En la preparatoria reveló sus sueños de salvar a la humanidad creando colonias permanentes que orbitaran en el espacio.
El objetivo de Blue Origin se enfoca en construir cohetes que tengan la capacidad de ser reutilizados y puedan aterrizar de forma segura, una vez que regresen a la Tierra.
Esto, según Bezos, permitiría que los viajes al espacio tengan un costo accesible.
El multimillonario de 65 años, Richard Branson, fundador y director de Virgin Group, ha invertido más de 500 millones de dólares para desarrollar la tecnología que permita realizar viajes espaciales comerciales, a través de Virgin Galactic.
A través de sus naves SpaceShip, Branson prevé poner fuera de la Tierra a miles de humanos por 250 mil dólares. Desde hace un año, comenzó con las pruebas.
"En el caso particular de estos empresarios, son visionarios que le apuestan a un futuro utópico que quizá llegue o no, pero que si lo hace, los convertirá en puntas de lanza", consideró Víctor Rico, emprendedor mexicano que hizo su carrera en Silicon Valley.