Casi dos décadas después de ayudar a fundar Netflix, Mitch Lowe vuelca su atención a otra startup que intenta cambiar la forma de ver películas.
Asumió como director general de MoviePass, una empresa de sólo cinco años que ofrece un servicio de suscripción para salas de cine donde los espectadores podrán "ver todo lo que quieran".
MoviePass ofrece a los suscriptores una tarjeta de débito que les permite asistir al cine y ver cuantas películas deseen. El servicio tiene una tarifa base de 30 dólares mensuales, con precios más altos en las ciudades más caras.
La suscripción cubre el 90 por ciento de las salas de cine en los Estados Unidos, de acuerdo con MoviePass.
Aun así, las salas no han comprado del todo la idea. En el exterior de un cine de Manhattan el sábado por la noche, había una tarjeta laminada pegada a la taquilla donde se explicaba cómo funcionaba MoviePass. Tenía cinco párrafos de largo.
Lowe reconoce que tiene mucho trabajo por hacer para convencer tanto a las salas como a los aficionados al cine que esto es algo en donde ambos deben de estar de acuerdo.
"Tenemos una suscripción para que la gente vaya al cine en casi cualquiera de las salas que acepten tarjetas de débito, sin embargo, no logran entender la fantástica experiencia que podemos brindarles", dijo Lowe.
A principios de este año, tomó una importante participación en la propiedad de la empresa y comenzó a desenvolverse como asesor, antes de aceptar hacerse cargo como director general. Dijo que Stacy Spikes, el cofundador y actual CEO, permanecerá en la compañía.
Si Lowe logra poner en marcha MoviePass, será una satisfactoria culminación de una carrera en la que ha desarrollado muchos nuevos modelos de negocio para ver películas. Su primera incursión fue la inversión en Captain Video, una cadena de videoclubes en la zona de la Bahía de San Francisco, en 1982.
En la década de 1990, construyó una empresa que permitía a las tiendas establecer sus propios sitios web, y se convirtió en la cabeza de la Video Software Dealers Association, que agrupaba a los videoclubes.
Fue allí donde conoció a Reed Hastings y Marc Randolph, que estaban por iniciar un servicio de DVD por correo llamado Netflix. Él creyó que era una gran idea y se ofreció a ayudar a que eso sucediera. "Ellos estaban buscando a alguien que conociera del negocio" dijo. Más adelante fue presidente de Redbox, la compañía de kioscos de alquiler de videos.
Un importante obstáculo para demostrar el potencial del servicio de suscripción es que la idea va en contra de los hábitos desarrollados en la última década respecto a ir al cine.
La asistencia a las salas de cine en los Estados Unidos ha disminuido en 17 por ciento desde el año 2002, según Box Office Mojo, una tormenta que han podido superar cobrando entradas cada vez más caras.
Los precios medios de venta de entradas han aumentado 45 por ciento, sobre todo porque los cines se han concentrado en vender características como 3D IMAX que son difíciles de replicar en los hogares.
Para que la gente se sienta cómoda con la idea de la suscripción, MoviePass planea lanzar su primera gran campaña de mercadotecnia.
Lowe quiere expandir el rango de los servicios que ofrece la compañía, con una suscripción más baja de unos 20 dólares al mes, además de que el inmediatamente buscaría obtener mayores recursos por medio de una ronda de financiamiento.
Para atraer clientes probablemente se deba convencer a un mayor número de salas de cine a que trabajen más estrechamente con MoviePass. "La industria del cine ha sido muy resistente a los cambios", dijo Wade Holden, analista de SNL Kagan.
Lowe insiste en que los cines no tienen nada que temer. Y cree que el servicio de suscripción inspirará a más gente a volver a las salas de cine con mayor regularidad.
MoviePass no se queda con ningún porcentaje de las ventas de las entradas. Su modelo de negocio es similar al empleado por la mayoría de los gimnasios, con la esperanza de que sean más los suscriptores que los subutilicen que aquellos que los sobreutilicen.
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