“Todos los días se iba muriendo alguna o era una por semana, ¿quién va a ser la que sigue?”, se preguntaba Brenda Stewart, una mujer argentina que vivió la historia oculta de Zona Divas, un sitio web de scorts que destapó una red de trata en México. “Al ser una minoría, a nadie le importa. Como que era ‘¡ah, murió otra chica!’”.
Treinta y cinco mujeres (la mayoría de Sudamérica) aparecían en cada una de las 25 páginas de Zona Divas, ofrecían sus servicios como acompañantes “de lujo” en la Ciudad de México, pero detrás de cada clic operaba una banda que les quitaba pasaportes, amenazaba, cobraba altos ‘gastos’ de publicidad, transporte, alojamiento y evitaba que salieran solas.
Entre 2017 y 2018, hubo cinco feminicidios, así que de la silenciosa complicidad pública del portal, pasaron a la prensa.
‘El Portal’: ¿De qué trata la docuserie de Netflix y cuántos capítulos tiene?
El Portal: La historia oculta de Zona Divas se estrena este 5 de septiembre en Netflix y reúne los testimonios quienes vivieron el caso, es una docuserie en colaboración con Mezcla, productora mexicana detrás de La dama del silencio y La Oscuridad de La Luz del mundo.
“La realidad en México da para contar este tipo de historias, me encantaría poder estar contando este otro tipo de historias más felices, pero al final de cuentas es la realidad que estamos viviendo, me parece muy importante que quede documentada de la mejor manera”, explica en entrevista Laura Woldenberg, productora ejecutiva.
En cuatro episodios se relatan las historias de mujeres de Venezuela, Argentina, Colombia y otros países que llegaron a México en busca de mejores oportunidades y se encontraron un sitio web de explotación sexual:
- ‘No es dinero fácil’
- ‘Tienes una deuda’
- ‘Lágrimas de sangre’
- ‘Kenni dejó una evidencia’
“Cierras la puerta de la habitación y la seguridad es dios”, “Kenni lloraba mucho, decía que el cuerpo le dolía, que no quería seguir trabajando”, dicen los testimonios en la docuserie de Netflix.
¿Qué pasó con Zona Divas?
Zona Divas llegó a la web en 2001, creada por Ignacio Santoyo Cervantes ‘El Sony’ y José Antonio Villeda Martínez, y operó hasta 2018. Los asesinatos de cuatro mujeres venezolanas y una argentina que aparecían en el sitio volvieron insostenible que las autoridades miraran hacia otro lado.
‘El Sony’ sigue en libertad, se cree que está en Cuba, solo estuvo brevemente en la cárcel en 2007, señalado por lenocinio y operaciones con recursos ilícitos; luego fue liberado por falta de pruebas. Solo dos personas tienen sentencia después de los cinco feminicidios.
“Las personas que quedan en la cárcel son los eslabones más de hasta abajo de la cadena”, dice la periodista.
Los testimonios de Zona Divas
Woldenberg destaca que las víctimas “por primera vez dan su testimonio en un documental, se volvió también como una herramienta para ellas, porque ellas no pudieron hablar, no pudieron tener un juicio como lo demandaban”.
¿Cuál es la historia oculta de un caso que fue tan comentado? Woldenberg explica en ese que en ese entonces hubo mucho sensacionalismo en la cobertura mediática, en consecuencia, el acercamiento a las víctimas fue lo más complicado:
“Las familias estaban muy dolidas también por la el tipo de cobertura y por cómo se estaban recordando sus hijas. Lo que buscábamos era recordar a sus hijas de otra manera: que se entienda que son madres, hermanas, amigas, tenían sueños como cualquiera de nosotras y también tenían problemas como cualquiera de nosotras. En ese sentido, humanizar y empatizar… la razón por la que terminaron aceptando fue un acto de amor hacia sus hijas”.
De acuerdo con la productora, los fundadores de Zona Divas aseguraron que las mujeres se anunciaban libremente y ellos eran solo un medio, pero estaba oculta toda una cadena de trata que enganchaba mujeres, las retenía y alojaba con fines de explotación sexual:
“Hablando con muchísimas de estas mujeres y con un seguimiento muy minucioso con un equipo de investigadores muy profesionales, nos dimos cuenta de que es una fachada de donde opera la trata... este documental invita a la reflexión también de los usuarios, que puedan cuestionarse si están utilizando este tipo de servicios si están con una persona víctima de trata”.
Astrid Rondero y Fernanda Valadez, directoras de la producción, entrevistaron a las mujeres que escaparon y a las familias de las víctimas de feminicidio. “Tenían miedo, evidentemente. Fuimos a los países de origen con periodistas locales que nos ayudaron primero a contactarlas y después fue irnos ganando su confianza de a poco”, apunta Wolndenberg.
Esta producción fue “sumamente larga”, explica Laura, y necesitaron de un equipo interdisciplinario, audiovisual y de investigación para filmar en Estados Unidos, Argentina, Venezuela y México, así como abogados especialistas.
“Uno de los grandes retos fue el acceso a la información... muy poca gente quería hablar con nosotros y nos dimos cuenta al final que la materia prima de este documental fueron las redes sociales de estas chicas, ellas vivieron ya en la era de Instagram… Las redes sociales nos permitieron hilar la historia, no es que la información no estuviera, es que nadie la había vuelto a ver, nadie la había hilado, nadie había hecho las conexiones correctas”, explica la documentalista.
¿Algo sería diferente ahora? “Cerró Zona Divas, pero hay muchísimas páginas que han que seguido el mismo modus operandi... Esto ocurre en las ciudades, ocurre en los hoteles, en los departamentos”, agrega.
Un documental, entre una ola de series basadas en hechos reales
Las series basadas en hechos reales han sido una apuesta frecuente en las plataformas de streaming, por ejemplo: ¿Quién lo mató?, sobre la muerte de Paco Stanley; o bien, Griselda, la historia de una narcotraficante colombiana llamada ‘La viuda negra’.
Las docuseries también han encontrado popularidad en las audiencias, Laura Wolndenberg considera que son “formatos espectaculares” apegados a la realidad:
“El documental ha demostrado, que puede estar a la altura de una ficción y puede llegar a audiencias gigantes... Lo que sucedió es lo que puedes poner en la pantalla”.
Para El Portal usaron recursos ficcionados en modo de recreaciones y actrices: “Se utilizaron por un tema de guardar el anonimato de la gente que tenía miedo o no quería ser revictimizada otra vez y ser recordada otra vez como la trabajadora sexual o la trabajadora de Zona Divas”.
Por ejemplo, ‘Candice Miller’ solicitó que su testimonio en El Portal fuera reservado y representado por una actriz: “En México las mujeres no tenemos garantías ni de ley ni con las autoridades, es mi miedo”.