El estudio de música del departamento en West Hollywood de Marilyn Manson fue recubierto con espuma para insonorizar las paredes y fue apodado por el músico como ‘la habitación de las chicas malas’.
Ashley Walters, la exasistente de Manson, cuyo nombre real es Brian Hugh Warner, lo demandó por agresión sexual y contó a la revista Rolling Stone que al intérprete de “Tainted love” le gustaba contarle a sus allegados sobre el cuarto. Otra de sus demandantes, Ashley Morgan, detalló al espacio como del tamaño del vestidor de una tienda departamental en el cual era encerrada por horas y si ella se resistía, él lo disfrutaba más.
Aunque en diversas entrevistas Manson ha bromeado sobre abusar mujeres, fue por medio de su abogado que negó las acusaciones y afirmó que han inventado historias para perjudicar al personaje que es cuando se sube a los escenarios, ya que en más de tres décadas de carrera se ha morfado de los valores morales convencionales o de la religión al convertirse en un hombre controversial que proclamaba su derecho a ofender.
La publicación estadounidense, que recopila los testimonios de cerca de 55 personas en nueve meses de investigación, asegura que además del cuarto insonoro que es denominado por sus exnovias como un “refrigerador negro” o “armario de carne”, el departamento de Manson fue decorado con sangre, esvásticas y fotografías de revistas porno, con el mensaje “sida” pintado en aerosol justo arriba de la cama.
Las alfombras, muebles, cortinas y decoración debían ser negros, así como la temperatura estar arriba de los 17 grados celcius porque si alguien lo bajaba, el cantante empezaba a romper cosas.
En febrero, la actriz Evan Rachel Wood (Westworld) lo identificó como el maltratador sobre el que había hablado en el pasado, quien dijo lavó su cerebro desde que inició su relación. Otra de sus famosas parejas fue Esmé Bianco (Game of thrones), quien asegurala avergonzaba con sus escenas sexuales para la serie además de violentarla verbalmente, no dejarla comer, moderla, cortarla, azotarla, electrocutarla e incluso perseguirla con un hacha rompiendo las paredes.