Después de casi un mes en terapia intensiva por su estado de coma, finalmente Carmen Salinas perdió la batalla. En vida, la primera actriz habló abiertamente de cómo le gustaría que fueran repartidos sus bienes para evitar pleitos familiares como ocurrió tras la muerte de celebridades como Juan Gabriel o Joan Sebastian.
“Yo he platicado mucho con mis nietas y mi nieto, les digo que ‘toda la casa donde yo vivo es de todos ustedes, no vayan a mover nada’”, dijo a Sale el Sol. “Cuando hay educación, clase y les enseñas valores a tus hijos todo está tranquilo”, agregó ante las cámaras.
Asimismo, detalló que el tema ya lo había puesto sobre la mesa con Ignacio Morales Lechuga, que el notario encargado de sus asuntos, a quien calificó como una persona inteligente a la que consideraba como un hermano. “Él tiene las escrituras del estudio de grabación, le dije que quería que lo pusiera a nombre de las hijas de Pedrito. A cada quien le regalé su casa, ya no tienen ningún problema”, afirmó en el pasado.
De esta forma, dejó claro que sus nietas Carmen y Paulina serían las que hereden el estudio musical K’ay-nah, inaugurado en 1988, luego de la muerte de su primogénito en 1994 tras un cáncer de pulmón. La única hija que le sobrevive, María Eugenia Plascencia, obtendrá la casa en la que puso tanto empeño, incluso en diseñar la cocina que tanto presumía, y que compró con el premio de 350 mil pesos que ganó con el boleto de lotería con el número 3444, aquel año de 1966.
“Ya nada más queda esta casa y el estudio que va a ser para las hijitas de Pedrito (su hijo, Pedro Plascencia), que en paz descanse. Y esta casa para mi hija María Eugenia. Este es el testamento”, dijo la exAventurera en una entrevista en julio pasado para el programa Hoy.