Hace unos días trascendió en el mundo del espectáculo la boda de Britney Spears con Sam Asghari, con invitadas de lujo como Selena Gomez, Madonna y Paris Hilton, por mencionar algunas. Sin embargo, antes de dar el gran paso, la pareja decidió firmar un acuerdo prenupcial donde Britney ‘protege’ su patrimonio.
De acuerdo con el portal TMZ, fuentes cercanas a la pareja aseguraron que tienen un acuerdo prenupcial blindado en el que Sam no recibirá un solo dólar de la fortuna que la cantante de ‘Sometimes’ ha hecho hasta este momento en caso de que su unión se disolviera en un futuro.
Según la página Celebrity Net Worth, la fortuna de Britney Spears está valuada en 70 millones de dólares, que gracias a las ventas generadas por su música en plataformas de streaming, su libro autobiográfico o nuevas giras musicales, y ya sin la tutela de su padre, esta tiene potencial de crecer considerablemente.
Anteriormente, Asghari ya había confirmado que darían ese paso antes de contraer nupcias: “Claro que firmaremos un acuerdo prenupcial para proteger mi coche -una Jepp- y mi colección de zapatos en caso de que me eche -Britney- algún día”, dijo el también entrenador personal a modo de broma.
Sin embargo, el dinero que la cantante genere a partir del momento en que decidió unirse en matrimonio con Sam sí podría ser ‘peleado’ por el modelo, además de corresponderle compensaciones económicas en caso de que tuviesen descendencia.
Lo anterior podría ser probable ya que, hasta hace unas semanas, la pareja esperaba a su primer bebé; no obstante, la cantante de 40 años sufrió un aborto espontáneo.
Los acuerdos prenupciales no son nuevos para Britney
Esta no es la primera vez que Britney genera acuerdos prenupciales con quienes fueran sus esposos. En 2004 también realizó este trámite cuando se casó con Kevin Federline, quien es padre de sus dos hijos.
Para aquel entonces, la intérprete de ‘Everytime’ estipuló que, en caso de divorcio, ella se comprometía a pagar a Federline 300 mil dólares por cada tres años de compromiso. Sin embargó, terminó desembolsando un millón de euros, además de compartir la custodia de los pequeños.