Zac Efron se convirtió en uno de los actores juveniles más populares durante la primera década de los años dosmil. A lo largo de su trayectoria artística ha vivido varias facetas por las que ha sido reconocido; desde interpretar el papel de adolescente carismático a ser un temible asesino serial.
Sin embargo, hay un trastorno con el que tiene que lidiar diariamente y que ha afectado a sus relaciones sociales, llamado agorafobia, el cual confesó tener durante una entrevista con Men’s Health, aunque en realidad no dio muchos detalles.
“Simplemente no salgo. Gente en grandes grupos, desencadena mi agorafobia”, explicó el joven actor, conocido por su papel de Troy en las cintas de High School Musical.
¿Qué es la agorafobia?
La agorafobia es un tipo de trastorno de ansiedad en el que la persona que lo padece tiene miedo a estar en situaciones o sitios de donde puede resultar difícil escapar o que los hacen sentir atrapados, tales como multitudes de gente o estar solo en espacios públicos, por lo cual las evitan.
También afecta la parte de sentirse indefenso cuando la persona no se encuentra acompañada de otra que le brinde seguridad; el miedo incrementa cuando el número de personas alrededor es elevado.
De acuerdo con el Manual Merck de diagnóstico y terapia, esta puede desarrollarse con más frecuencia después de los 30 años, y alrededor del 30 al 50 por ciento de quienes padecen agorafobia también suelen presentar un trastorno de angustia.
Este trastorno afecta a la vida diaria de aquellas y aquellos que lo padecen, provocando incluso que la persona se encierre en su casa.
Por lo general, los síntomas que experimentan las personas que padecen agorafobia incluyen sensaciones de pánico, miedo, temor y desesperanza, aunque también puede incluir algunos físicos, tales como:
- Molestia o dolores en el pecho
- Náuseas o malestares estomacales
- Aceleramiento del corazón
- Dificultad para respirar o asfixia
- Sudoración
- Temblores
El tratamiento de este trastorno puede incluir terapia de exposición -es decir, que la persona se enfrente a aquellas situaciones que le provocan temor o pánico- así como acompañamiento de terapia cognitivo-conductual y, en casos más graves, uso de antidepresivos, aunque estos tienen que ser diagnosticados por un profesional de la salud mental.
La agorafobia puede desaparecer en un periodo no mayor a un año si es tratada a tiempo; incluso, hay personas que llegan a desarrollar sus propios mecanismos de exposición o, en todo caso, aprender a a evitar situaciones que desencadenan su ansiedad, como multitudes.