Resulta imposible ─al menos para mí y quizá para muchos─ recordar la primera canción, la primera melodía de cuando nos enganchamos con la música de Burt Bacharach. Será por mi edad, que crecí permanentemente escuchando música de los años 60 en casa de mis papás, que esa dificultad se acrecenta; pero esa dificultad es, a su vez, una de las grandes características y virtudes de la música de Burt Bacharach: era un hacedor de éxitos, éxitos que se han convertido en clásicos de la música popular.
Podríamos llenar hojas y hojas enumerando los éxitos y los temas que compuso para una enorme diversidad de cantantes y artistas: Nat King Cole, Dionne Warwick, Perry Como, The Drifters, Frankie Avalon o The Shirelles, por mencionar algunos de los primeros artistas que cantaron sus temas y que se extendieron a cientos de músicos (algunos hablan de hasta mil), quienes a través de más de siete décadas, encontraron en sus composiciones la inspiración para transmitir sus emociones.
Así como la primera mitad del Siglo XX las páginas del American Songbook fueron escritas por apellidos como Gershwin, Porter o Hammerstein; la segunda mitad del siglo XX no podría contarse ─musicalmente hablando─ sin Burt Bacharach. Y no es exagerado decir lo anterior. Así como los primeros escribieron temas para Broadway y de ahí se desprendieron los famosos standards del jazz, Burt compuso temas y scores para películas, de las cuales varias se han convertido en standards del pop.
¿Pruebas? ‘This Guy’s in Love with You’, ‘Raindrops Keep Fallin’ on My Head’, (They Long to Be) ‘Close to You’ ─interpretada por The Carpenters─, ‘Walk On By’, ‘Alfie’, ‘I Say a Little Prayer’, ‘I’ll Never Fall in Love Again’, ‘Do You Know the Way to San Jose?’, ‘Magic Moments’, ‘Don’t Make me over, Wishin’ and hopin’, ‘The look of love’ o ‘What the world needs now is love’... ¿sigo? La mayor parte de su carrera Burt hizo mancuerna con Hal David para traer al mundo un universo de canciones, que hasta la fecha, incluso sin saberlo, están en el inconsciente colectivo de varias generaciones.
La trayectoria de Burt Bacharach
Burt nació en Kansas City en 1928 pero se mudó a Nueva York en donde estudió música y composición. Ahí tuvo la oportunidad de ver en acción a sus héroes: los jazzistas del bebop como Dizzy Gillespie, Charlie Parker o Thelonious Monk. Además tocó en algunas bandas de jazz, de ahí surgió la semilla jazzy de algunas de sus composiciones. A lo largo de varias décadas varios jazzistas han retomado algunos de sus temas, adaptado e interpretado.
La influencia de Burt Bacharach trascendió la música, prueba de ello es el actor y comediante Mike Myers. Sus películas del agente secreto Austin Powers y su mojo, fueron creadas a partir del amor que su padre, el veterano de guerra inglés, Eric Myers sentía por la música de Bacharach. “No sería grandioso que fuera británico”, dijo Mike durante la entrega del Gershwin Prize a Burt y David en 2012.
Ganador de siete premios Grammy, incluido el Lifetime Achievement Award, tres premios Oscar, un premio Emmy, así como de innumerables reconocimientos por su aportación a las artes de Estados Unidos y el mundo, los sonidos creados por Burt Bacharach seguirán resonando en salas de concierto, con sinfónicas o filarmónicas, así como en estudios de grabación con músicos pop o jazzistas, en conciertos de estadios, pero principalmente en el espíritu de todos los que disfrutamos de su música.