Durante la misa de cuerpo presente de los sacerdotes Joaquín César Mora Salazar y Javier Campos Morales, la comunidad jesuita reiteró al presidente Andrés Manuel López Obrador que revise su proyecto de seguridad pública, pues hoy “los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos”.
Al presidir la homilía en el acto protocolario, el sacerdote Javier “El Pato” Ávila afirmó que hoy en el país “no vamos bien y esto es un clamor popular; este evento lamentablemente no es aislado en nuestro país, un país invadido por la violencia y por la impunidad”.
El evento se celebró en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en la capital de Chihuahua y fue encabezada por el arzobispo Constancio Miranda Weckmann.
Se trata de la primera de tres misas que se celebrarán en honor a los sacerdotes; mañana domingo se tiene prevista una más en el poblado de Creel, municipio de Bocoyna, y el lunes otra más en la iglesia de Cerocahui, antes de su inhumación en el atrio de ese mismo lugar, donde perdieron la vida.
En la eucaristía se rindió tributo al señor Pedro Eliodoro Palma, el guía de turistas que fue asesinado junto a ambos religiosos en el poblado de Cerocahui, municipio de Urique, el lunes pasado y cuyas honras fúnebres se efectuaron la tarde de ayer en esta misma ciudad.
Ávila, reconocido en la entidad por su trayectoria de activismo a favor de los habitantes de la sierra Tarahumara, advirtió que el tono de este reclamo es pacífico, pero alto y claro, con la intención de que las acciones de los gobiernos acaben con la impunidad, pues son miles los dolientes que claman justicia en la nación.
“Son miles de muertos en nuestro país, que mantienen vivo el dolor y la tristeza en miles de familias, con muertos y desaparecidos”, reclamó.
‘No será suficiente con la detención de un cabecilla’
El provincial en México de la Compañía de Jesús, el padre Luis Gerardo Moro Madrid, afirmó que la promesa del gobierno estatal de detener a José Noriel Portillo alias “el chueco”, no será suficiente para terminar con la realidad de la violencia que se vive en el país.
“Necesitamos cambiar nuestra cultura de violencia, por una de reconciliación y amor”, afirmó.
Expuso que no se pueden quedar satisfechos si en 72 horas se logró recuperar los cuerpos de dos sacerdotes y un laico, y avanzar en las averiguaciones, “¿por qué no hacer esto con tantos y tantos casos impunes? Ya no nos basta, ya no es suficiente”.
Enfatizó que Javier, Joaquín y Pedro lograron lo que nadie había podido hacer, al lograr que el mundo se enterara de la existencia de Cerocahui, que millones de personas en el mundo miraran hacia la Sierra Tarahumara, un paraíso, dijo, que hoy se ve envuelto en la pobreza, la injusticia, la violencia, el hambre, la falta de recursos médicos y de apoyo educativo.
“Imploro a Dios que no olvidemos esto que nos sucedió, que nos dé la gracia de la memoria histórica. Ya no podemos olvidar que en México llegamos entre 1964 y 2022, a 100 mil personas desaparecidas y hasta ahora levamos 122 mil asesinatos”.
Añadió que hay un mayor control territorial por el crimen organizado, que crece el consumo y venta de droga en todos los lugares del país, y que la violencia se ha convertido en un modo de resolver los conflictos, “en una manifestación de poder, una práctica cotidiana”.
Llamó además a no olvidar sobre todo que hay la mercantilización de lo político, que atrae cada vez más a las economías ilegales, “esto no es política es nuestra realidad”, aclaró.
A pesar de lo sucedido con los sacerdotes Joaquín y Javier, afirmó que la presencia de la Compañía de Jesús permanecerá en la Sierra Tarahumara, toda vez que es el deseo de la congregación estar con los pueblos indígenas.
Moro Madrid expresó que la sangre de Pedro Javier y Joaquín, se une al río de sangre que corre por todo el país y reiteró la exigencia a que las autoridades, para que cumplan con su obligación.
Hizo un llamado a las autoridades y a la sociedad, de ya no agudizar la polarización del país, pues es necesario en estos momentos construir puentes para encontrar caminos de paz.