Santiago, el joven de 15 años empleado de Subway, explicó este viernes cómo Fernando Medina, mejor conocido como ‘El Tiburon’, casi lo mata a golpes. “Yo dije, ya valí, ahora sí que ni chance me dio de despedirme, yo ya estoy del otro lado”.
En entrevista para Radio Fórmula, el joven reconoció que por un momento descartó denunciar a su agresor, pero su madre lo ayudó a recapacitar.
“Mi mamá me hizo entrar en razón y me dijo que no, que esto tiene que avanzar, que esto no se puede quedar así (...) Acaba de atentar contra tu vida, dale gracias a Dios que saliste vivo”, agregó.
Por esta razón, Santiago lo denunció ante las autoridades, ya que Medina le provocó golpes en zonas delicadas, como el pómulo y la nuca. Incluso, temía llegar a un estado que no pudiera quedar bien de sus facultades.
¿Cómo inició la agresión contra Santiago, empleado de Subway?
Santiago detalla que el día de su agresión él se encontraba trabajando ‘como cualquier día normal’; sin embargo, de un momento para otro vio entrar a ‘El Tiburón’, a quien ya había atendido anteriormente, de una forma prepotente.
“Llega, ni siquiera quiere que yo lo atienda, me niega el saludo, por lo que manda a su acompañante a que haga el pedido.
“Yo ya lo conocía, ya lo había tratado antes y siempre me ha tratado mal. La primera vez que lo conocí me pidió que le bajara a la música de una forma agresiva, grosera, insultándome”, añadió.
No obstante, la víctima asegura que el sujeto se enojó más al ver que había mucha gente: “El individuo ve que yo salgo apresurado, entonces yo creo que se molesta, incluso se para y se pone en la barra donde yo lo atiendo, me empieza a insultar de muchas formas, a lo cual yo, de forma tranquilo, para no responder, le dejo el pedido a mi compañero”.
El joven antes de irse, dijo, le hizo saber al cliente que tenía que volver a formarse, “como todos”. Sin embargo, esta acción provocó que Medina enfureciera y entrara a la cocina a golpearlo:
“Entra a la cocina donde solo puede entrar el personal autorizado, abre la puerta (...) Pero no me da ni tiempo para hablar y de inmediato empieza a agredirme, me amenaza y al final me deja otro golpe que es con el que ya no puedo hacer nada”.
Santiago admite que nunca pasó por su mente que “este tipo” fuera a ser tan salvaje y tan feroz: “No podía ni abrir los ojos por lo mismo de los golpes, los ojos los tenía muy hinchados por lo mismo”.