La popularidad de la jirafa Benito, que este martes cumple tres meses de haber llegado al estado de Puebla tras más de un año de maltrato en la frontera norte de México, llegó a las tradicionales artesanías de talavera del centro del país.
Los visitantes del parque de conservación animal Africam Safari, a donde llegó Benito el 23 de enero, pueden encontrar más de 20 diseños, con solo seis colores permitidos y bajo las normas de la denominación de origen de la talavera de Puebla.
El animal, rescatado tras una campaña nacional de ambientalistas que presionaron al Gobierno, aparece plasmado con gafas, enamorado, mascando chicle o goma, con una rosa en la boca, o bailando.
Jessica Varela, administradora de la fábrica de talavera Grupo Armando, compartió con EFE que la idea surge desde que comenzaron las primeras noticias del animal el año pasado, pero cuando anunciaron que vendría a Puebla no dudaron en comenzar a producir.
“Plasmar a Benito en Talavera ha sido algo muy importante, hemos tenido visitas de adultos que quedan encantados con ver a Benito en un plato o en cualquier producto que sea de talavera debido a que la artesana Gabriela Rodríguez hizo un trabajo muy bonito”, comentó la comerciante.
La jirafa estaba retenida desde mayo de 2023 en el Parque Central de Ciudad Juárez, del Gobierno estatal de Chihuahua, que se negaba a trasladar a la jirafa pese a que vivía con apenas un techo y una construcción de concreto y lámina, donde soportaba temperaturas de hasta 10 grados bajo cero.
Con los productos de talavera, Varela y los artesanos buscan fomentar entre los ciudadanos el respeto por los animales y enseñar a los niños el respeto por ser un ser vivo.
Ella mencionó que están respetando cada uno de los lineamientos de la talavera original como los colores y la elaboración a mano, por lo que le entregan a la gente la artesanía con su sello original.
Las piezas, dijo, se venden desde los 3,000 a los 7,000 pesos por la complejidad y el tiempo de elaboración.
José Antonio López, artesano encargado de plasmar a Benito, aseguró a EFE que fue de las experiencias más gratas de su labor porque lo considera uno de los nuevos íconos de la ciudad.
“Tenemos 26 años de experiencia y hemos hecho de diferentes imágenes en la talavera y hacer esta figura, que ya viene a ser emblemática de Puebla, en estos momentos fue muy grato y muy emocionante y hemos tenido una buena respuesta por parte del público”, aseveró.