En Huajicori, Nayarit, la violencia ha escalado debido a la disputa territorial entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa, provocando el desplazamiento forzado de pobladores para dejar al menos 12 comunidades, como Acatita, Mineral de Cucharas y otras, desiertas.
Con una población de 12 mil 230 habitantes, la región mayormente rural, dedicada a la agricultura, está siendo afectada por la inseguridad en los últimos meses.
Personas que reservan su identidad, por temor a represalias de los grupos criminales y del mismo gobierno, señalan que además del desplazamiento forzado en el estado, existen homicidios, desapariciones, robos y reclutamiento forzado.
¿Cómo enfrenta Nayarit a los cárteles?
Ante esto, el gobierno de Nayarit aseguró que en coordinación con la Secretaría de Marina y la Secretaría de la Defensa Nacional lleva a cabo operativos de seguridad en los municipios, como en Tepic, Bahía de Banderas, Tecuala, San Blas y Compostela.
Estos operativos incluyen inspecciones de vehículos y patrullajes estratégicos “para salvaguardar la integridad de los ciudadanos y mantener el orden público”. Sin embargo, los habitantes aseguran que a pesar de estos esfuerzos, la violencia persiste por la falta de recursos y capacidades de las autoridades locales.
Hasta el momento, el gobierno local insiste en que ha entregado colchonetas, despensas y medicamentos, pero no ha dado a conocer los planes de reubicación de las personas, ni un censo sobre la cantidad de desplazados.
Recientemente, la Guardia Nacional informó en un comunicado que en Acatita aseguró más de 4 mil 300 cartuchos, 43 cargadores y un arma larga, a partir de que ubicó a dos sospechosos que lograron huir.
Personas de la comunidad han solicitado, a través de redes sociales, alimentos, vestido y demás enseres para atender a las personas desplazadas que buscan refugio en la cabecera municipal y otros municipios cercanos.
La parroquia de Nuestra Señora de Remedios montó, desde hace dos semanas, un comedor para las personas y llamó a la colaboración para mantener el espacio, donde ahora comen decenas de personas.
La situación en Huajicori, se suma a conflictos en las fronteras con los estados de Durango y Sinaloa, como los que ocurren en Chiapas, donde grupos criminales se disputan el control del territorio para el trasiego de drogas.