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Limoneros de Michoacán frenan producción tras asesinato del empresario José Luis Aguiñaga

Tras conocerse el crimen contra Aguiñaga Escalera, un grupo de limoneros detuvo sus actividades en la cadena de producción.

El homicidio del empresario limonero José Luis Aguiñaga ha sacudido la región de Tierra Caliente, en Michoacán. (Juan José Estrada Serafín)

MORELIA.- El secretario de Gobierno de Michoacán, Carlos Torres Piña, reconoció que existe “un especie de paro” de los productores de limón en Buenavista Tomatlán. Esto, luego del asesinato del empresario José Luis Aguiñaga Escalera, quien era un importante empacador del cítrico.

Aguiñaga Escalera se habría negado a pagar una extorsión por parte del crimen organizado que opera en la región de la Tierra Caliente, por lo que fue ultimado a balazos hace 72 horas en la localidad de La Ruana.

En respuesta, los empresarios de esa industria iniciaron un paro en la cadena de producción de limón. Sin embargo, en otros municipios productores de la fruta continúan con el corte y venta del cítrico, dijo el secretario de Gobierno del estado.

Torres Piña hizo notar que en Apatzingán las actividades productivas continúan de manera normal. En entrevista, remarcó que se han reforzado las tareas de seguridad para salvaguardar a la industria dedicada a la comercialización de esta fruta.


CJNG y Cárteles Unidos, detrás de la violencia en Michoacán

En esta región varios cárteles del narcotráfico luchan por el control de “la plaza”, principalmente el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Cárteles Unidos (CU).

Ambos grupos delictivos intentan hacerse del control de las extorsiones contra limoneros y también el tráfico de drogas.

Durante varios meses, fuerzas del orden de los tres niveles de gobierno, han implementado operativos. Sin embargo, los cárteles continúan vigentes y operando en regiones de la sierra y de la costa michoacana.

La inseguridad se registra fundamentalmente entre la zona limítrofe de Jalisco y Michoacán, cerca del municipio de Tepalcatepec.

Cabe señalar que las pugnas entre grupos delictivos antagónicos va más allá de las balaceras con armas largas. En este año, los cárteles han hecho uso de las nuevas tecnologías para hacerse daños.

Los drones artillados son la novedad en los campos de batalla entre células criminales. Ya algunos civiles, ajenos a los intereses del crimen, han denunciado ser víctimas de esta modalidad.

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