Marcelo Pérez Pérez, párroco de la Iglesia de Guadalupe en San Cristóbal de Las Casas, fue asesinado a tiros por un par de sicarios en la mañana de este domingo 20 de octubre.
El sacerdote fue amenazado de muerte desde 2021 por un grupo armado que opera en los Altos de Chiapas: “A mi cabeza le han puesto precio”, denunció.
¿Cómo asesinaron al padre Marcelo Pérez Pérez?
El sacerdote se disponía a subir a su camioneta, en el barrio Cuxtitali en San Cristóbal de las Casas, cuando un par de sicarios a bordo de una motocicleta se le acercó y le disparó a quemarropa.
El asesinato del párroco fue confirmado por el propio obispo de San Cristóbal de Las Casas, Rodrigo Aguilar Martínez, quien dijo que el cuerpo será velado donde era su parroquia.
📍 #Comunicado | La Compañía de Jesús condena el asesinato del sacerdote Marcelo Pérez Pérez, párroco de la Iglesia de Guadalupe en San Cristóbal de las Casas. Rechazamos cualquier intento de minimizar estos hechos como casos aislados y hacemos un llamado urgente a las… pic.twitter.com/uhJCQWa855
— Compañía de Jesús en México (@Jesuitas_Mexico) October 20, 2024
¿Quién era el sacerdote Marcelo Pérez Pérez?
Padre de origen tstosil, Marcelo Pérez Pérez nació en San Andrés Larráinzar, un municipio de Los Altos de Chiapas. Fue párroco por 10 años en Chenalhó, y hace dos años y medio fue trasladado por la diócesis de San Cristobal a la parroquia de Guadalupe por amenazas de muerte.
Marcelo se vio envuelto dentro una disputa política por el control del municipio de Pantelhó, esto entre los grupos armados Los Machetes y Los Herrera en 2021.
Cuando Los Machetes tomaron el control del municipio, secuestraron y desaparecieron a 21 personas de Los Herrera, que hasta la fecha no han aparecido.
El grupo Los Herrera acusó al padre Marcelo de estar aliado con sus adversarios. Aunque se deslindó y distanció de ese grupo armado, recibió amenazas de muerte.
Apenas en agosto, el padre Marcelo Pérez dijo esto en entrevista con El Heraldo de Chiapas:
“Luchamos por la paz, en Simojovel le pusieron precio a mi vida 150 mil, 400 mil, un millón de pesos, pero vivimos bajo la protección de Dios. Hay mucha violencia, pero seguimos construyendo la paz. Hemos acompañado a los desplazados, me ha tocado mediar para liberar a funcionarios públicos, seguiremos en la lucha de la opción por los obres, es un mandato divino”.
El pasado 13 de septiembre se unió a la marcha por la paz de las tres diócesis de San Cristóbal de Las Casas, donde denunció el aumento de la narcoviolencia.