A pesar de ser un importante productor de petróleo, México siempre se ha visto restringido por los altos precios de la energía, los cuales son poco competitivos.
Pero la salvación puede estar cerca, en forma de energía importada, la cual le daría un gran impulso al sector manufacturero.
Las tarifas eléctricas para los clientes industriales fueron 47 por ciento más altas en México que en Estados Unidos en 2014. Este año la prima se ha reducido a sólo el 29 por ciento y se espera que la brecha se cierre aún más en los próximos años, con potenciales consecuencias de gran repercusión.
"Tenemos costos laborales muy bajos, muy bajos costos de transportación hacia Estados Unidos y una frontera que, si de mercancías se trata, no existe, ya que estamos en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte", dice Pedro Balcão-Reis, director de investigación para México en Santander.
La medida más famosa de las reformas energéticas de México, impulsadas por el presidente Enrique Peña Nieto en 2013, fue la eliminación de un monopolio estatal de 76 años en la producción de energía. Según Carlos Capistrán, economista en jefe para México en Bank of America Merrill Lynch, en la actualidad hay 14 proyectos de gasoductos, con un costo de 7.4 mil millones de dólares y una longitud total de 2,360 millas, previstos o en ejecución.
Estos gasoductos ya están teniendo un efecto, pues las exportaciones estadounidenses de gas natural hacia México han aumentado drásticamente hasta los 3 mil millones de pies cúbicos al día, una cifra que Capistrán pronostica aumentará en otros 0.6 millones de pies cúbicos en 2016 conforme se ponga en marcha la segunda fase del proyecto del gasoducto Ramones, el mayor proyecto de infraestructura de energía en México en 40 años.
La CFE, la compañía pública de electricidad de México, ha ido sustituyendo gradualmente el gasóleo más caro por este gas natural, reduciendo así las tarifas de electricidad en un 15 por ciento en el año hasta septiembre, según Capistrán.
Esta fuerte disminución de los precios de la energía probablemente tendrá varias repercusiones. "Los precios más bajos de la electricidad y del gas natural confirman nuestra opinión de que el sector manufacturero seguirá siendo el motor del crecimiento, que la inflación se mantendrá bajo control y que el banco central tiene espacio para aumentar las tasas de interés menos que la Reserva Federal", dice Capistrán.
PRECIOS DE ELECTRICIDAD BAJARÁN MÁS
Balcão-Reis cree que los precios mexicanos de la energía están a punto de bajar aún más hacia los niveles estadounidenses, especialmente porque algunos fabricantes pronto tendrán acceso al gas natural de sus propios gasoductos, lo que les permitiría producir su propia electricidad.
Considera a la industria automovilística un beneficiario obvio. Es probable que entre otros beneficiarios se incluyan la industria aeroespacial y los fabricantes de televisores de pantalla plana, de los cuales México es ya el segundo mayor exportador del mundo.
La disminución de los precios de la electricidad, junto con una disminución del 18 por ciento de los precios de telecomunicaciones como parte de una reforma separada ha comenzado a tener un impacto, ayudando a reducir la inflación de los precios al consumidor hasta sólo el 2.2 por ciento, su nivel más bajo en al menos 40 años.
Dado que el banco central tiene como objetivo una tasa de inflación del 3 por ciento, esto potencialmente le da suficiente alcance como para no moverse a la par de la Reserva Federal, aunque sí optó por aumentar su tasa referencial en 25 puntos básicos hasta 3.25 por ciento a raíz del aumento de la tasa estadounidense de la semana pasada, con el propósito de proteger al peso, el cual ha caído 13.7 por ciento frente al dólar este año.
En general, Balcão-Reis se muestra optimista en cuanto a las perspectivas a mediano plazo del país, pues el crecimiento económico probablemente alcanzará un 2.4 por ciento este año y un 2.8 por ciento en 2016, en un momento de turbulencia en otras partes de América Latina y en los mercados emergentes en general.
"Si tenemos en cuenta que éste es el año de la caída del precio del petróleo y que empezamos el año con disminuciones de la producción de petróleo ... es una noticia muy positiva", dice. "Es muy diferente a la situación de algunos otros países latinoamericanos, como Brasil".
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