Bernie Ecclestone, de 83 años de edad, jefe supremo de Fórmula Uno, esta semana llevó a su fin el juicio por soborno que amenazaba a su imperio al aceptar pagar 100 millones de dólares al tribunal alemán que escuchaba su caso. Así es: le pagó al estado de Baviera para escapar de un cargo de soborno.
El resultado legal es escandaloso, y casi tan absurdo como lo fue la defensa del Sr. Ecclestone. Él afirmó que él y el fondo fideicomisario de su familia pagaron 44 millones de dólares a Gerhard Gribkowsky, un ex ejecutivo del banco estatal BayernLB, para que no diera información sobre los asuntos financieros del Sr. Ecclestone a las autoridades fiscales. No, ése no fue el caso de la fiscalía; ésa fue su defensa.
Una práctica habitual del Sr. Ecclestone – quien ha gobernado a F1 desde finales del decenio de 1970, cuando persuadió a los equipos de carreras que le otorgaran el control de los derechos de radiodifusión y mucho más – es comportarse de una manera inédita. "No, no es posible que pueda salirse con la suya, ¿verdad"? la gente suele preguntar. Claro que sí puede.
Sin embargo, el Sr. Ecclestone ejerce autoridad total sobre F1 por una buena razón: pocos pueden imaginar que la organización pudiera prosperar sin él. Si él no hubiera parado el caso, habría necesitado una defensa contundente. Esto es lo que yo habría dicho a los jueces si hubiera sido su abogado:
"El Sr. Ecclestone no es, y la defensa lo reconoce, un acusado muy simpático. Es un multimillonario quien surca el mundo en un jet privado con sus contratos de Fórmula Uno, después de haber escalado los peldaños desde su comienzo humilde como un comerciante de motocicletas de segunda mano. Él era lo que algunos llaman un 'embaucador' – o sea, un comerciante muy astuto.
"Él no ha cambiado con los años. Él es uno de los mejores negociadores del mundo, capaz de engatusar a rivales y amigos con negocios que le han traído riqueza. Si el Sr. Ecclestone te valora, te recompensará con entradas para la sección VIP en los eventos de F1 y una porción de los miles de millones que el deporte genera. Si no le caes bien, ten cuidado.
"La defensa también admite que es difícil imaginar al Sr. Ecclestone como un director de una empresa pública que debe obedecer las reglas de las bolsas de valores y actuar de una manera abierta y transparente para con los accionistas. Es, después de todo, el hombre a quien un juez británico describió a principios de este año como "imposible de considerar" como un "testigo fiable o veraz" en la corte.
"El Sr. Ecclestone declaró como testigo en el juicio en Londres que engañó a la junta de F1 con respecto al haberle pagado millones al Sr. Gribkowsky porque "yo no necesitaba decirles . . . no era asunto de ellos". Dejaré que el tribunal decida si el director de una empresa pública puede comportarse así.
"Pero Formula One Management, la compañía de licencias del Sr. Ecclestone, no es una empresa pública y no ha tratado de convertirse en una. Es todo lo contrario – una empresa privada dirigida por el Sr. Ecclestone, su amo y comandante, que siempre ha tratado de escapar de la supervisión o de cualquier restricción a su libertad financiera.
"Él no consideraba que el pago al Sr. Gribkowsky fuera un soborno, sino una negociación, una de las miles que aprovechó a lo largo de los años para mantener las operaciones de F1. Él ha cerrado constantemente acuerdos con personas que le presentan oportunidades y desafíos, desde escuderías como Ferrari y McLaren Mercedes hasta anunciantes y empresas de radiodifusión. A su parecer, eso no era nada diferente.
"Él es rico, pero es rico porque ha hecho que Fórmula Uno prospere. Todo lo que él ha hecho a lo largo de varias décadas ha sido calculado para aumentar el valor de la empresa en su conjunto, en la que él todavía tiene una participación significativa. Él creó algo de la nada cuando nadie poseía la visión o habilidad para hacerlo.
"Él no sólo se dio cuenta desde los primeros días que F1 podría transformarse de un deporte rudimentario para entusiastas excéntricos con un número variable de carreras de Grand Prix cada año en una empresa global de medios; también fue el único capaz de lograrlo.
"Se vio obligado a unificar equipos de F1 rivales, hacerles aceptar la disciplina, y cambiar el control desde los circuitos deportivos que pagaban a las escuderías para que asistieran a las carreras a los propios equipos. Lo hizo mediante la venta de derechos de transmisión, lo que trajo los ingresos necesarios para apoyar a los equipos más débiles y hacer las carreras más emocionantes.
"Mi cliente es un empresario de una estirpe inédita: no sólo fundó una empresa, sino que cultivó una industria de pilotos, equipos, lugares, transmisores y anunciantes de carreras que trabajan como una sola entidad. En cualquier momento, uno de ellos podría amenazar con romper con los demás, lo que socavaría la industria en su conjunto.
"Fórmula Una enfrenta repetidos desafíos de este tipo, sin embargo, el Sr. Ecclestone ha mantenido todo en su lugar. Lo ha logrado al ejercer la autoridad personal que viene de haber sido él mismo un piloto de carreras, gerente y propietario de un equipo de F1 y también al lograr una serie de astutos acuerdos a puerta cerrada, lo que hace que sea más difícil que los demás exijan las mismas condiciones financieras.
"Los británicos tienen otra palabra para un empresario con amor al riesgo, que empuja los límites de lo legal y de lo adecuado: un oportunista. Sr. Ecclestone es un oportunista, pero se ha ganado una última oportunidad".
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