Los trabajadores robots están comenzando a ser aceptados por sus colegas humanos, quienes les hablan, les dan nombres femeninos e incluso les ceden los asientos junto a las ventanas conforme los empleados de carne y hueso se adaptan a compartir las oficinas con los robots.
A medida que la inteligencia artificial invade los centros de trabajo, las personas van más allá de simplemente aprender a vivir con sus nuevos homólogos cibernéticos: proyectan personalidades sobre ellos, a pesar de que sus propios empleos podrían ser los siguientes en desaparecer.
Los empleados de operaciones administrativas de ANZ Bank en Bangalore les han dado a sus nuevos colegas robots nombres femeninos más delicados como Lakshmi, mientras que los empleados de Nippon Life Insurance Company en Japón los llaman "robomi-chan", o "pequeño robot lindo". En Londres, los trabajadores de la compañía de procesamiento de seguros Xchanging han nombrado a uno de sus robots "Poppy".
"He escuchado que les dicen nombres como Dani y Lakshmi", dice Pankajam Sridevi, directora gerente de ANZ. "Hablan con ellos, son como seres humanos. A veces las personas los quieren tanto que les dan un asiento junto a la ventana".
El uso de la tecnología para hacerse cargo de las tareas de procesamiento de información no es nada nuevo. Pero la manifestación más reciente de automatización de oficina — donde los robots realizan tareas que un trabajador humano alguna vez habría hecho en su computadora — viene en una forma que la hace propicia para la antropomorfización.
Los robots como éstos trabajan 24 horas al día y no cometen errores, y sus desarrolladores normalmente les atribuyen la capacidad de realizar el trabajo de dos o tres personas.
Darles nombres y personalidades a los nuevos robots se ha vuelto algo común entre las personas que se encuentran trabajando junto a estos nuevos programas, dice Alastair Bathgate, jefe ejecutivo de Blue Prism, una de las compañías que desarrolla el software. Los gerentes como Sridevi dicen que eso ha ayudado a los trabajadores a aceptar estos nuevos robots y ha reducido el riesgo de que sean vistos como amenazas para los empleos humanos.
Sin embargo, aún se requiere manejo para integrar las nuevas tecnologías en la jerarquía de la oficina. El ego de los gerentes a menudo sufre cuando la automatización reduce el número de empleados que están bajo su control, dice Sridevi. "Ellos piensan, "Dios mío, estoy perdiendo poder'", dice ella.
Para contrarrestar esto, a los gerentes en Bangalore se les da crédito por el número de trabajadores robots que tienen bajo su mando, no sólo los seres humanos, haciéndolos sentir más importantes nuevamente.
Mientras tanto, el impulso de darles nombres a los robots ha corroborado al menos un patrón familiar: la proyección de personalidades exclusivamente femeninas sobre los nuevos asistentes de software "inteligentes". Una tendencia similar ha ocurrido con los asistentes digitales controlados por voz, como Alexa de Amazon y Cortana de Microsoft. Sólo Siri de Apple ofrece una voz masculina como alternativa en un reparto donde predominan las mujeres.
Emprendedores como Chrissie Lightfoot, cofundadora de Robot Lawyer Lisa, tienen muy pocas dudas acerca de por qué una personalidad femenina es el camino a seguir.
Su software — las siglas de Legal Intelligence Support Assistance — está diseñado para producir automáticamente documentos jurídicamente vinculantes sin la intervención de un profesional humano. El nombre también es un homenaje al cofundador de Apple, Steve Jobs, quien una vez nombró a una computadora Lisa, en honor a su propia hija.
"Las personas se sienten más cómodas tratando con mujeres que con hombres en asuntos difíciles", dice ella.
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