Mauricio Macri promete terminar el largo estancamiento de Argentina a causa de la deuda y eliminar los controles de capital en su primer día como presidente, una perspectiva que representa una posibilidad real después de su sólida actuación en las elecciones presidenciales del domingo.
Los inversionistas aplaudieron el sensacional desempeño del alcalde de centro-derecha de la ciudad de Buenos Aires en la primera ronda en las urnas, animados por su compromiso de abandonar las políticas populistas que han dejado la economía del país al borde de la crisis.
"Esto es un problema de confianza. Este gobierno ha destruido la confianza entre los argentinos y en el mundo", dijo Macri en una entrevista con el Financial Times, refiriéndose a los temores de que la eliminación de los controles de capital pueda provocar un movimiento especulativo contra la moneda. "Vamos a poner a Argentina nuevamente en el camino del crecimiento y de vuelta en el mundo".
Los mercados han repuntado a causa de las probabilidades de que se establezca un gobierno favorable a los mercados encabezado por Macri después de que la primera ronda puso al retador casi a la par de Daniel Scioli, el sucesor escogido por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El ganador de la segunda vuelta electoral el 22 de noviembre heredará una economía con un déficit fiscal creciente, una inflación de aproximadamente el 20 por ciento y un estatus de paria internacional en los mercados mundiales de capital que Argentina se ganó después del impago del año 2001.
Macri, expresidente de uno de los más populares clubes de fútbol de Argentina, Boca Juniors, señaló la inflación como uno de los problemas más urgentes y prometió reducirla a cifras de un sólo dígito en "un par de años". "No podemos seguir con este nivel de inflación", dijo.
Macri también prometió ser duro con los fondos de cobertura "holdout" que exigen el pago completo de 1.3 mil millones de dólares de bonos en moratoria. Pero dijo que era importante solucionar este prolongado problema, el cual le está impidiendo al país el acceso a los mercados internacionales de capital.
"Eso no significa que no defenderé los intereses de mi país. Seré duro y severo en las negociaciones, pero no quiero tener un conflicto, especialmente si no hay necesidad de tener uno", dijo.
Macri hizo énfasis en la importancia de fortalecer el Estado de derecho y garantizar un marco regulatorio que estimule la inversión, especialmente en la infraestructura. También acusó al gobierno de la Sra. Fernández de alterar las estadísticas oficiales y prometió restablecer la credibilidad e independencia de las instituciones, incluyendo la de la agencia de estadísticas y del banco central.
Sin embargo, antes, este hombre de 56 años, hijo de un poderoso magnate de la construcción nacido en Italia, necesita derrotar a Scioli, quien tiene el apoyo del gobierno, en la segunda ronda a celebrarse el próximo mes y que pondrá fin a 12 años de gobierno populista por parte de Fernández y su difunto esposo y predecesor, Néstor Kirchner.
Scioli, quien es gobernador de la populosa provincia de Buenos Aires que rodea la ciudad, ganó la mayoría de los votos, con un 36.9 por ciento en comparación con el 34.3 por ciento de Macri. Pero Macri argumenta que los que votaron por los otros cuatro candidatos — incluyendo a Sergio Massa, un peronista disidente, que obtuvo el tercer lugar con el apoyo del 21 por ciento — votarán por él en la segunda vuelta electoral.
"Aquellos que no votaron por el gobierno están buscando un cambio, por eso nuestra responsabilidad ahora es mostrarles claramente que pueden confiar en nosotros, y que queremos las mismas cosas", dijo Macri.
"Esperamos con ansias sentarnos [con el Sr. Massa] y llegar a un acuerdo sobre las políticas; ésa es la primera etapa. Queremos ir paso a paso", dijo Macri quien no descartó la posibilidad de ofrecerle algún puesto ministerial a Massa — quien fue brevemente jefe del gabinete de Fernández — a cambio de su apoyo.
Sin embargo, Macri admite estar sorprendido por su sensacional desempeño en las elecciones del domingo que dejó a las encuestadoras tratando de explicar cómo sus predicciones fueron tan erradas.
"Estábamos seguros de que pasaríamos a la segunda ronda, pero los resultados fueron maravillosos, maravillosos", dice Macri. Muchos esperaban que los peronistas ganaran categóricamente el domingo y extendieran su dominio de 70 años sobre la política argentina.
"El gobierno ha tenido mucho éxito en difundir la idea de que era invencible, que era su destino gobernar este país para siempre. Pero de repente la noche del domingo, nos dimos cuenta de que podíamos lograrlo. ¡Sí podemos!", dijo Macri.
Después de ocho años a cargo de "una de las ciudades más importantes del mundo", Macri ahora quiere seguir adelante.
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