Harto de ser criticado por Donald Trump, México está planeando una ofensiva carismática en EU para dejar las cosas claras en una relación bilateral que tiene un valor de 1 millón de dólares por minuto en comercio transfronterizo y millones de empleos.
En lugar de devolver el golpe al hombre que ha prometido construir una "gran muralla" entre los socios comerciales, el gobierno planea reeducar a los jefes de campañas presidenciales y a los medios de comunicación para "contrarrestar la desinformación" sobre México en EU, dice Francisco Guzmán, jefe de gabinete del presidente Enrique Peña Nieto.
"Esta relación no es una amenaza, sino una oportunidad. La región de América del Norte es la más competitiva del mundo. Esa relación es mucho más inteligente que una muralla, la cual, lejos de impulsar el comercio, lo restringiría", dijo Guzmán, refiriéndose al plan de 8 mil millones de dólares de Trump de levantar barricadas en la frontera de 3,200 kilómetros.
Funcionarios y diplomáticos han estado preocupados, pero, hasta hace poco tiempo, se han mordido la lengua y no se han pronunciado acerca de las promesas del principal candidato republicano de deportar a 11 millones de inmigrantes ilegales, cobrarle a México el muro y evitar que las compañías reubiquen la producción de mercancías — desde los automóviles Ford hasta las galletas Oreo — hacia las fábricas más baratas al sur de la frontera.
Dos expresidentes de México, Vicente Fox y Felipe Calderón, advierten que Trump es un demagogo peligroso. Alejandro Hope, editor de seguridad de El Daily Post, afirma que "la relación de seguridad entre EU y México sufriría un retroceso de 20 años" si Trump llega a la presidencia, pues la frontera reforzada produciría un violento conflicto en México por las rutas de la droga.
México también teme que si Trump llega a la presidencia, se congestione la frontera terrestre más transitada del mundo en todo ámbito, desde el comercio hasta el turismo médico que se dirige a Tijuana en busca de cirugías estéticas del abdomen a precios baratos.
"Si gana, podría introducir medidas de represalia que no dañarían al gobierno, sino a la gente", dijo Jorge Rivera, un tendero de 73 años.
Se estima que México es el país donde viven más estadounidenses fuera de EU, y con sus playas exóticas, un peso más barato, muy buena comida, y cerveza y tequila en abundancia, es el principal destino vacacional internacional de los estadounidenses.
A Trump también le solía gustar México: puso su nombre en el planeado centro turístico Trump Ocean Resort Baja Mexico, al sur de San Diego, pero el lujoso desarrollo quebró durante la crisis financiera de 2008–09. El empresario dice que él no estaba construyendo el centro, que solamente autorizó el uso de su nombre para el lugar. Llegó a un acuerdo con más de 100 personas que habían aportado millones de dólares en depósitos para condominios por una suma no revelada en el año 2013.
Las frías relaciones entre México y EU y una frontera fortificada no sólo serían malas para los amantes del sol o del guacamole — la mayoría de los aguacates en EU son mexicanos — y para el pan Sara Lee, propiedad de la marca mexicana Bimbo. Para las grandes compañías como Citi, General Electric, American Express y Procter & Gamble, México es un mercado emblemático.
Sin embargo, Trump se opone a que EU tenga un déficit comercial con México, el cual el año pasado fue de 53.4 mil millones de dólares, según la Oficina del Censo de EU.
Pero los temores de que el TLCAN provocaría la pérdida de trabajadores estadounidenses demostraron ser infundados: existen alrededor de 6 millones de empleos en EU que se deben al comercio con México, el cual se ha sextuplicado desde que comenzó el acuerdo de libre comercio en 1994 hasta alcanzar más de medio billón de dólares cada año, o más de mil millones de dólares al día.
Las cadenas de suministro integradas en las industrias manufactureras, como la automovilística y la electrónica, son la columna vertebral de ese volumen comercial. Más del 80 por ciento de los productos mexicanos manufacturados va hacia EU, pero las maquiladoras mexicanas — que producen computadoras, televisores de pantalla plana y otras mercancías — dependen de componentes estadounidenses importados.
Desde la década de 1940 hasta principios de 1960, el programa de braceros abasteció a EU de trabajadores agrícolas mexicanos. Luis de la Calle, exnegociador del TLCAN de México dijo que las políticas de Trump "destruirían" las granjas estadounidenses, pues "no hay forma de que la agricultura estadounidense funcione sin la mano de obra mexicana".
No todos los mexicanos ven a Trump como algo terrible. En las elecciones primarias de Texas, sus mejores resultados fueron en la frontera.
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