El Reino Unido es una democracia representativa. El repositorio de la soberanía es el parlamento. Tiene que supervisar el Brexit. Pero solamente el gobierno puede decidir cómo proceder.
Al hacerlo, el gobierno debe recordar lo que los votantes no decidieron en el referéndum: no votaron para convertir al Reino Unido en Singapur; no votaron para que la relación del Reino Unido con la Unión Europea (UE) fuera igual que la de Japón; ni siquiera votaron explícitamente por los controles de inmigración. Estas opciones no formaban parte de la votación.
Permanecer en el mercado único como Noruega, disfrutar de un acuerdo de libre comercio como Suiza, o estar dentro de la unión aduanera como Turquía son principios congruentes con una salida de la UE. Es probable que los partidarios del Brexit crean que saben lo que significa el Brexit, pero eso está por decidirse.
Además, quienes desean permanecer dentro de la UE también tienen derecho a una opinión. Convertir el voto en política requiere un juicio político. No es del todo imposible que, como argumentó Sir John Major la semana pasada, se les pida a los votantes que vuelvan a proporcionar sus puntos de vista.
Por ahora es posible que Theresa May pueda desencadenar el proceso del artículo 50 en marzo próximo, pero el probable resultado del proceso subsiguiente sería el Brexit más duro de todos dos años más tarde. A falta de un acuerdo, el acceso preferencial a los mercados de la UE, y a todos los demás mercados a los que la UE tiene acceso preferencial, pudieran perderse sin sustitución alguna. Y, lo que es peor aún, los procedimientos para el comercio del Reino Unido pudieran no cambiar a tiempo, resultando en caos.
Para evitar tal destino, se debe ratificar un acuerdo de salida a más tardar en marzo de 2019. Para tener alguna posibilidad de hacerlo, debe acordarse unos seis meses antes de entonces. Si, como parece, toma al menos dos meses para que la UE acuerde una respuesta a la solicitud del Reino Unido, eso deja 16 meses, como mucho, para la negociación. Peor aún, las elecciones alemanas se llevarán a cabo el próximo otoño. En la práctica, eso pudiera reducir el tiempo disponible para serias conversaciones a alrededor de un año.
El plazo pudiera incluso ser más corto. Las empresas necesitan planificar cómo y dónde producir. Tal y como están las cosas, no sabrán en qué posición se encuentran aproximadamente un año antes de la fecha límite, algunas compañías, posiblemente muchas, trasladarán sus actividades a la UE. Para entonces, se habrá infligido mucho daño.
Alcanzar cualquier acuerdo, particularmente dentro de un lapso de tiempo tan corto, será muy difícil. No menos importante, las negociaciones de salida serán acerca de dinero: ¿quién paga qué y por cuánto tiempo?
Sin embargo, las negociaciones deben incluir más que cómo lograr una "ruptura limpia". El arreglo posterior importa enormemente si el Reino Unido va a evitar el Brexit más duro de todos. Mark Carney, el gobernador del Banco de Inglaterra, ha argumentado que el Reino Unido necesitará un acuerdo transitorio antes de que se llegue a un acuerdo final en años subsecuentes. Lograr tal acuerdo debiera ser la más alta prioridad del Reino Unido.
En materia de comercio, el acuerdo transitorio más simple es permanecer dentro de la unión aduanera. Esto representa numerosas ventajas: en primer lugar, es el "statu quo"; en segundo lugar, evita la complejidad de las normas de origen que determinan qué mercancías pueden optar a un comercio libre de aranceles en un acuerdo de libre comercio; en tercer lugar, le permitiría al gobierno mantener su promesa de proteger el comercio de Nissan en su totalidad. La "desventaja" de permanecer dentro de la unión aduanera es que dejaría a Liam Fox, el secretario de Estado para el comercio internacional, sin trabajo. Pero mantener el acceso preferencial a los mercados de la UE es más importante que lograr acceso a otros, porque los mercados de la UE representan casi la mitad de las exportaciones totales de bienes del Reino Unido. Un acuerdo transitorio debe incluir también un proceso simple para certificar que las exportaciones sigan cumpliendo con las normas de la UE.
Esta decisión sobre la unión aduanera haría del acceso al mercado único un punto central de la negociación. El realismo dicta que el acceso actual en gran medida desaparecería. El rechazo del gobierno del Reino Unido a la supervisión por parte del Tribunal de Justicia Europeo parecería hacer que esto fuera inevitable, incluso si el deseo de controlar la inmigración no lo hiciera. En teoría, el Reino Unido pudiera aceptar la libre circulación pero buscar excepciones en la práctica. Es poco probable que se logre un acuerdo mejor que el que los votantes rechazaron en junio pasado. Otra forma de mantener el acceso al mercado único pudiera ser mediante el pago de considerables sumas a la UE. Esto, sin embargo, sería políticamente difícil en el Reino Unido y pudiera no funcionar en la UE sin más o menos libre circulación, también.
En resumen: "Mantenlo simple". Hay que utilizar el tiempo para organizar no sólo la salida, sino una transición que no interrumpa el comercio innecesariamente. La decisión más importante sería intentar permanecer en la unión aduanera. En cuanto al mercado único, el punto de partida tiene que ser el reconocimiento de la necesidad de inmigrantes, principalmente los inmigrantes cualificados. El Reino Unido también debe buscar el mejor acuerdo en cuestión de acceso. Pero debe reconocer que lo que reciba probablemente estará muy lejos de lo que tiene. Ésa es una consecuencia inevitable del Brexit.
También te puede interesar:
Donald Trump y la amenaza nuclear
Acercamiento entre Cuba y EU enfrenta futuro incierto
La OPEP busca subir más los precios del petróleo
Financial Times