Las mandarinas son un sabor otoñal, su presencia en los mercados y tianguis nos anuncia que se aproxima el Día de Muertos, pues es uno de los elementos presentes en los altares, en las juguerías y hasta en los curados de pulque.
No es una fruta originaria de tierras mexicanas, comenzó a extenderse primero desde Asia Oriental a Europa y luego al territorio que llamaron América, donde se asentó en la diversidad gastronómica.
Su temporada es de octubre a febrero, conforme avanza la temporada se vuelven más y más dulces, se acostumbra comer de varias maneras, pero los amantes de esta fruta suelen disfrutar la simpleza de pelarla y comer a gajos.
Además de su peculiar sabor cítrico y dulce, esta fruta tiene muchos beneficios para la salud.
Defensa contra los resfriados
Tiene un buen aporte de vitamina C, lo cual ayuda fortalecer el sistema inmune y así prevenir enfermedades respiratorias.
Además, esta vitamina ayuda a la absorción de hierro.
La colación perfecta
Esta fruta tiene un alto contenido de fibra, la cual, en conjunto con la vitamina C, es buena para la actividad intestinal y evita el estreñimiento.
Además es de fácil digestión y brinda sensación de saciedad.
Antioxidante
La vitamina C tiene propiedades antioxidantes que benefician los tejidos, su consumo beneficia y protege a la piel.
Reduce retención de líquidos
Una buena parte de las mandarinas se compone de agua, por lo que es un buen diurético.
Recomendada para embarazadas
La mandarina destaca por su contenido de ácido fólico, necesario durante los primeros meses de gestación.
Aliada para el ejercicio
Los nutrientes de esta fruta son aliados para reponer líquidos y minerales después de una ardua jornada de ejercitarse.