Los sabores en los altares del Día de Muertos representan una posibilidad para reunirnos de nuevo con nuestros difuntos y forman parte de una tradición declarada por la UNESCO como “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”, es tan diversa como las culturas del territorio mexicano, por lo que no hay una manera única de realizarla.
“Todos los pueblos del mundo han ofrendado alimentos a sus muertos cercanos, a los antepasados gloriosos y a los dioses protectores de la muerte, esto no es novedad. Tanto las culturas antiguas como las actuales lo continuamos haciendo, lo que ha variado es la forma del ritual, el tiempo y el espacio donde se realiza la ofrenda”, explica en un artículo la investigadora Elsa Malvido.
Vida y muerte en los sabores
El especialista José Eric Mendoza Luján detalla que en las ofrendas mexicanas hay varios aspectos, como la cantidad, la cual es un objeto diferenciador que no necesariamente representa la situación económica de los dolientes.
“Podemos considerar que una ofrenda completa tiene los siguientes elementos conformadores: flores, ceras, alimentos, bebidas alcohólicas e imágenes religiosas. Por lo general solo en la festividad de los difuntos este cuadro general de componentes es observado en su totalidad”, escribe en Que viva el Día de Muertos. Rituales que hay que vivir en torno a la muerte.
Los alimentos juegan un papel muy importante en estos rituales, Luz Arango Restrepo dedica toda una investigación a ello y explica el Día de Muertos tiene una serie de elementos que lo convierten en una “poderosa afirmación de la vida”.
Además, describe que hay dos formas en las que se usa el alimento: como ofrenda a los muertos y en la elaboración de figuras, como cráneos, que se intercambian entre amigos y familiares o se ponen en los altares.
Así, aunque no hay una guía única que concentre toda la diversidad de Día de Muertos, estos son algunos de los alimentos tradicionales en los altares.
Pan de muerto
Hay de todas las formas y sabores, en cada región es diferente, se trata de un pan de temporada con el que marcamos simbólicamente esta fecha en el calendario y al comerlo incorporamos en nuestro ser a nuestros difuntos, según el antropólogo Luis Alberto Vargas.
Calaveritas de azúcar
Luz Arango Restrepo expone que los cráneos de azúcar se suelen personalizar con los nombres de las personas, así los individuos se comen su propia muerte y rechazan esa realidad.
También se elaboran en azúcar o chocolate ataúdes y esqueletos completos.
Destaca que todas estas figuras son de materiales efímeros, para conmemorar el momento.
Dulces
Hay diversos dulces que se realizan para la ofrenda según la región, algunos de los más famosos son el de tejocotes y el de calabaza de Castilla, también llamada Calabaza de Todos los Santos, ambos productos que se cultivan durante el otoño.
Comida para recordar
Según las creencias, en Día de Muertos los difuntos regresan para convivir y comer con los vivos.
Aquí la lista se puede volver infinita, se coloca en el altar aquellos platillos para recordar a los muertos, más o menos elaborados, desde cacahuates, hasta preparaciones complejas como el mole y los tamales, todo varía según la región.
También se colocan bebidas como pulque, tequila, mezcal, o bien, en Tabasco una de las más importantes es el pozol en todas sus presentaciones, para brindar con los muertos.