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Sí pónganle aguacate: michoacanos dicen que su fruto puede ser sustentable

Productores y empacadores de Michoacán responden a la tendencia #NoAvocado (no aguacate), apuestan por buscar un cultivo sustentable en lugar de dejar de consumirlo como se propone en otros países.

Corte de aguacate en Uruapan, Michoacán. (Juan José Estrada Serafín/Cuartoscuro)

¿Le ponemos o no aguacate a la comida?

En diversas cocinas del mundo, en especial en Gran Bretaña, comienza a prepararse guacamole sin aguacate, es sustituido con guisantes, calabaza o habas como parte de una la tendencia #NoAvocado (no aguacate), la cual señala que su cultivo tiene como consecuencia una enorme huella de carbono para una fruta.

En un reportaje publicado por The Guardian el pasado 1 de noviembre se presagiaba el “fin del aguacate”: los chefs comenzaban a buscar alternativas para hacer el preciado guacamole y así contrarrestar su impacto ambiental.

De acuerdo con la publicación, cada fruto requiere hasta 320 litros de agua para crecer; sin embargo el diario británico aclaró días después que esta cifra es un ejemplo extremo y específico, pero no típico. En la producción de este fruto hay muchos matices y cada lugar del mundo tiene sus problemas particulares.


Esa cantidad hídrica se aleja muchos litros y kilómetros del aguacate de Michoacán, principal estado donde se cultiva en México; desde ahí, la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México (APEAM) reporta otras alternativas.

El aguacate sí puede ser sustentable y no está agotando el agua de la región y tampoco es agricultura intensiva, es un cultivo que sí integra a los ejidos y comunidades indígenas y estamos trabajando en pro del medio ambiente”, dice en entrevista Juan Rafael Elvira, de la APEAM.

¿Dejar de comer aguacate en México, como lo hacen en Gran Bretaña, sería una solución? Para los productores michoacanos la respuesta es no y la tendencia sigue siendo “échale aguacate”.

“En el caso de México no nos corresponde contestar, nosotros seguimos produciendo nuestro aguacate sano, limpio, sin uso de agua si no es de temporal (lluvia), le correspondería contestar a los países que consumen demasiada agua”, comenta José Luis Gallardo, presidente de la APEAM.


Los retos en el estado son muchos, no está exento de problemáticas sociales y económicas de su contexto. Al menos en lo ecológico hay varias cuestiones por resolver, entre las principales se encuentran los incendios y la tala ilegal de bosque para plantar en su lugar árboles de “oro verde”.

La APEAM explica que se realizó un diagnóstico del sector ambiental y se determinaron cinco ejes de trabajo: cuidado del bosque, agua, biodiversidad, buen manejo de agroquímicos para no contaminar lagos y acuíferos, así como responsabilidad social.

Estos son algunos elementos del cultivo de aguacate michoacano que podrían reconciliar la adicción del mundo por el guacamole con el medio ambiente.

Agua de lluvia

Frente al ejemplo de los 320 litros de agua por fruto planteado por The Guardian, el ingeniero agrícola Juan Rafael Elvira explica que el aguacate michoacano consume de 100 a 150 litros cada uno, pero la fuente principal es el agua de lluvia y se estima que solo de 10 a 15 litros se extrae de los acuíferos.

Es decir, cerca del 90 por ciento de su producción viene de “cultivo temporalero”, detalla José Luis Gallardo, donde casi no se utiliza agua de manantiales, presas ni distritos de riego.

La ubicación geográfica de Michoacán es privilegiada para este tipo de agricultura, además de la propicia tierra volcánica, se encuentra en un punto donde llega un mayor número de huracanes y, según el ingeniero Elvira, ello abona a que llueva más y se recarguen los mantos acuíferos, “tenemos ese beneficio, no quiere decir que descuidemos el bosque”.

Aguacates vs. bosque

Las huertas de aguacate están rodeadas por pinos y encinos. Cada árbol es distinto.

De acuerdo con un artículo del doctor Alberto Gómez Tagle Chávez y Rafael Morales Chávez, “en el estado de Michoacán, el cambio de uso del suelo de bosques nativos a huertas de aguacate tiene un efecto hidrológico aún desconocido”.

Gómez Tagle ha investigado el tema del agua desde hace dos décadas. En un artículo del portal de la UNAM, publicado en el 2018, el especialista explica que en Michoacán hay diferentes tipos de productores, hay quienes tienen solo media hectárea y quienes hacen producciones macro.

Uno de los problemas de cambiar el uso de suelo a huertas de aguacate es que con ello se modifica el ciclo hidrológico, ya que el aguacate consume más agua que un pino.

Reconciliar a los aguacates con el bosque

“Nosotros no queremos incrementar el cultivo en Michoacán si no es con un estudio ambiental para que se pueda hacer el uso de suelo”, comenta José Luis Gallardo.

José Luis lleva casi 50 años como productor y cuenta que tiene árboles aguacateros con esa misma edad, por lo que destaca que se diferencia de la agricultura intensiva que voltea la tierra y la hace inutilizable.

En las últimas dos décadas la asociación ha buscado la reforestación de los bosques, lograr que los aguacates convivan con los pinos y encinos que cercan las huertas, pues, además, es un reto cuidar las zonas que ya se reforestaron porque también son propensas a todo tipo de riesgos y enfermedades.

De acuerdo con datos de la APEAM, hay 150 mil hectáreas de huertas de aguacate de exportación y las últimas imágenes satelitales arrojan que hay más de 500 mil hectáreas de bosque de pino y encino que las circunda.

“Creemos que es más sustentable un cultivo con cuidado del aguacate y protección del bosque, eso va a dar más resultados”, dice Juan Rafael Elvira.

Por ello, desde la APEAM buscan que las autoridades correspondientes implementen una norma para ir cumpliendo con la legislación ambiental y cuidado de bosques:

“¿Ya está logrado? No. Tenemos problemas, pero Michoacán quiere poner la muestra con la propuesta de hacer una norma voluntaria para regular el crecimiento del aguacate dentro de la frontera agrícola de nuestro país y dejar los ecosistemas para compensar el crecimiento y que no sea una expansión desmesurada e irracional que finalmente acabe con todo”, dice el ingeniero Elvira, “No se trata de acabarnos el agua y abandonar las huertas, sino ser sustentables”.

Abejas, las aliadas del aguacate

José Luis Gallardo lleva años implementando una alternativa ecológica en sus huertas: las colmenas de abejas.

El ingeniero Elvira expone que el incremento de la crianza de abejas como polinizadores es clave del éxito de biodiversidad y productividad, “produces más cuando tienes abejas”.

Según la APEAM, en muestreos estadísticos hay cerca de 6 mil huertas de aguacate que tienen colmenas cultivadas, es decir, se cuidan las abejas como parte del cultivo del aguacate.

“Es un trabajo muy bonito, emocionante... Es un trabajo que estamos haciendo en el cultivo de aguacate va a llevar en un futuro el sellito de ‘este aguacate se poliniza con abejas’”, dice José Luis Gallardo.

¿A dónde va el aguacate michoacano?

México es el principal productor y exportador de aguacate del mundo, según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera.

Además de Estados Unidos, el aguacate michoacano ya está llegando a Europa, Japón, Canadá, Corea, China, así como algunos países de Sudamérica y Centroamérica.

El consumo del aguacate incrementa en el mundo por sus propiedades como fruto y su sabor.

Su popularidad alcanzó un boom inesperado después de los cambios en la regulación de exportaciones de Estados Unidos en la década de los 90.

Asimismo, con la migración de los mexicanos y su diversidad gastronómica, el guacamole conquistó el otro lado de la frontera y se convirtió en la botana favorita de eventos como el Superbowl.

“Está creciendo, pero yo creo que debemos crecer con una responsabilidad ambiental, es lo que queremos, no queremos destruir lo que tenemos”, dice José Luis Gallardo; “el trabajo no está terminado, pero es bueno marcar una ruta”, coincide Juan Rafael.

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