LOS ANGELES - La avenida Figueroa, en el centro de la ciudad, parece dividir las dos realidades que se viven de cara al Super Bowl LVI que se disputará en el SoFi Stadium de Los Angeles este domingo.
Por la acera más cercana al Centro de Convenciones está el glamour de los aficionados estadounidenses que se bajan de sus autos deportivos o bien portan sus jerseys costosos de los equipos de la liga.
En la acera de enfrente, a solo unos metros, se ubican dos puestos de comida atendidos por mexicanos y que ofrecen hot dogs a la mexicana.
Por ocho dólares (equivalentes a 160 pesos) se puede adquirir un hot dog gigante con una salchicha de cerdo envuelta en tocino, bañada en queso fundido y aderezado con cebollas, jitomate, pepinillos y, si se gustan, jalapeños.
La industria de estos ‘jochos’ es controlada por mexicanos como Luis Gerónimo, nacido en Veracruz, con más de ocho años en la Union Americana.
“Vivimos de esto porque nos da una buena entrada de dinero y tenemos la opción de prepararlo rápido y sin riesgo de perder mucho”, asegura Gerónimo.
Su historia se asemeja a la de los millones de mexicanos que habitan en Los Angeles: trabajan más de 10 horas al día, siempre pendientes de esquivar la presión de la policía que constantemente les pide que reubiquen sus puestos ambulantes.
La sazón que le aportan a estos ‘jochos’ tricolor los hace más singulares, a la espera de que el fin de semana del Super Bowl también les represente una buena entrada de dinero.
