¿Quién podría resistirse una hamburguesa servida con una chelita bien fría como acompañante? Esta torre de ingredientes encerrados entre dos bollos son capricho de fin de semana y para algunas personas alimento cotidiano, es tan popular que hasta se celebra el Día Internacional de la Hamburguesa cada 28 de mayo.
Este es el platillo insigne del estilo de vida estadounidense y también de la fast food, incluso hay propuestas como las de Países Bajos, donde se busca aplicar la edad mínima legal de 18 años para comprar hamburguesas y otras preparaciones de comida rápida a las cuales consideran tan peligrosas como el alcohol y el tabaco, pero ¿qué tanto nos afecta consumirlas?
¿Hace daño comer hamburguesas?
Las hamburguesas derivan de un platillo de carne picada de Hamburgo, la versión más cercana a a las que conocemos nació en las ferias estadounidenses a finales del siglo XIX, como un producto de las migraciones, sabor práctico, rico y veloz.
Sin embargo, ni en ese entonces ni ahora existe una sola receta, varían en tamaño, tipo de carnes, de pan, de quesos, con y sin tocino; las hay veganas, caseras, de cadenas de restaurantes, gourmet y otras tantas variedades que no acabaríamos de mencionar ni de probar en toda una vida.
Por sí misma, esta preparación no es perjudicial para la salud, pero todo depende de qué tipo estamos hablando.
En una publicación de la Revista del Consumidor de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) se destaca que la carne en su interior puede aportar proteínas de buena calidad, pues la molida regular por lo general contiene 7 gramos de proteína y 8.5 de grasas por cada 100 gramos; asimismo, tiene vitamina A, calcio, hierro y vitaminas del complejo B.
Además, de acuerdo con la revista de Fundación Eroski, las hamburguesas son ricas en energía, proteínas, grasas y sodio; según la cantidad de carne roja, suelen aportar fósforo, hierro, zinc, vitaminas B1, B2 (riboflavina), B6, B12 y niacina; sin embargo, en su composición hay cantidades considerables de dos nutrientes que en exceso podrían perjudicar la salud a largo plazo: grasas animales y sal, que pueden llevar a ciertas enfermedades cardiovasculares.
Claro que no hablamos del mismo contenido para todas las hamburguesas, puesto que, según Consumer Eroski, el tipo de carne condiciona su perfil nutricional:
- Las de carne magra destacan entre las más recomendables para consumir por ser una fuente de proteína, tener un bajo porcentaje de grasa y menos calorías.
- Las carne de cerdo tienen un mayor aporte energético, contiene más grasa, pero menos saturadas y son más jugosas.
- Las de pollo o pavo serán las más saludables por su menor aporte en energía, grasas y grasas saturadas.
“No hay alimentos buenos ni malos, más bien hay dietas buenas, regulares y hasta pésimas. Y en esta enseñanza, a pesar de todo, entran las deliciosas y calóricas hamburguesas”, agrega Profeco.
¿Cuántas hamburguesas comer sin afectar la salud?
Si nos guiamos por la carne, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria y la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria sugieren:
- Un consumo de tres a cuatro raciones semanales de carne (cada ración de 100 a 125 gramos de peso neto) en la niñez y la etapa adulta, especialmente carnes magras y ocasionalmente carne roja.
- Para personas de edad avanzada, en embarazo o lactancia, recomiendan dos raciones semanales.
Sin embargo, la carne de la calidad recomendada es más costosa y no es común encontrarla en las hamburguesas de cadenas de comida rápida o de venta comercial en diversos establecimientos, por lo que un consumo de este tipo se recomienda solo de vez en cuando y no de forma cotidiana.
El pan también es todo un tema, Profeco detalla que la mayoría de los hidratos de carbono que nos aporta una hamburguesa proviene de su pan, es refinado y casi no contiene fibra, por lo que puede colaborar a aumentar niveles de glucosa en la sangre. Claro que hay alternativas más saludables de pan, como el integral.
Aunado a ello, Profeco destaca que la cantidad de calorías contenida en una hamburguesa es variante, en el mercado van de 487 a 967 kilocalorías, esto puede ser demasiado según el cuerpo de cada persona, su metabolismo, enfermedades que padece y la actividad física que realiza.
La Organización Mundial de la Salud apunta que en promedio:
- Un hombre adulto no debe consumir más de dos mil 500 kcal. al día.
- Una mujer no más de 2 mil kcal.
- Un niño entre 3 y 5 años no más de mil 550 kcal.
Según la Revista del Consumidor, con una sola hamburguesa la persona podría estar consumiendo la mitad del aporte calórico diario, pero el problema es que no viene sola, sino muy mal acompañada: con papas fritas, aros de cebolla, refresco, malteadas, tocino, quesos, mayonesa, doble o triple carne, por lo que es posible que en una ‘sentada’ cubran todas las calorías del día.
En dicha publicación, la nutrióloga Arlene Ricalde afirma que ésta puede contener un aporte nutricional adecuado si es una ración razonable de carne (90 a 120 gramos), con los tres grupos de alimentos como queso, jitomate, lechuga y pepinillos.
Especialistas en nutrición coinciden en que las hamburguesas pueden formar parte de una dieta equilibrada bajo ciertas circunstancias como la calidad y cantidad de sus ingredientes, también en el tipo de consumidor para saber la frecuencia con la que se comen estos platillos. En la revista de Profeco se sugiere:
- Personas con sobrepeso: es mejor omitir este tipo de productos comerciales hasta llegar al peso recomendado, hay que consultar a un especialista.
- Niños y niñas: un consumo poco frecuente, en paquetes con raciones pequeñas y alternativas al refresco como acompañante.
- “Todo alimento, por muy polémico que sea, puede tener cabida de vez en cuando en una dieta sana y equilibrada”.