Hay gente quienes bien dice que “el café ayuda a quien duerme poco y sueña mucho”, es por ello que se ha considerado ser una bebida trascendental que su paso por la CDMX no queda desapercibida. Tal es el caso de la icónica bebida que ofrecen en los ‘cafés de chinos‘.
En las primeras décadas del siglo XX, en México era un consumo habitual el café molido, preparado en una olla de barro, con canela, piloncillo y agua; con el tiempo se popularizó el café soluble, el cual se conoce desde el siglo XIX, aunque llegó a más mesas mexicanas en la década de los 40, en especial preparado con leche.
Sin embargo, al lado de estas dos formas de tomar café, los vasos se llenaron del peculiar café con leche de los negocios chinos, era el salvador económico de estudiantes y presupuestos limitados.
¿Qué son los cafés de chinos?
Hace alrededor de 100 años, en la primera mitad del siglo XX, la Ciudad de México comenzó a ver la popularidad de los cafés de chinos, establecimientos de las comunidades inmigrantes que estaban especializados en la venta de platillos orientales como el chop suey y el chow fan, pero con la combinación de sabores mexicanos, los clásicos huevos, antojitos, enchiladas, chilaquiles para todo el día.
No podía faltar sus ‘frijoles chinos’ (refritos) y un pan peculiar. El cronista Salvador Novo describe aquellos bizcochos en Historia Gastronómica de la Ciudad de México:
“Los exhibían tentadores en el pequeño escaparate que reducía la puerta de entrada al café... En las mesas había manteles de hule y servilletas de papel, claro que de papel de china. Y en la pared, un calendario: una hermosa china con abanico, rodeada por signos ininteligibles”.
De acuerdo con el Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana, estos establecimientos obtuvieron su fama gracias a su peculiar café con leche y su pan dulce elaborado con antiguas técnicas chinas, preparados que curiosamente no se venden en las de tradición de China.
¿Cómo es el café con leche de los cafés de chinos?
Los nostálgicos de estos lugares que poco a poco desaparecen de la metrópoli ante la abundancia de los buffet de comida china no olvidan ese ritual en los cafés, cuyas mesas y barra recuerdan al desayunador de un tren o a una cafetería estadounidense.
Esas mesas no olvidan: el primero en llegar es un vaso de vidrio, al cual la hábil mesera coloca la cuchara de metal (imprescindible para que el calor no lo reviente); luego regresa con dos jarras, una lleva el concentrado de café y ahí se debe tomar la decisión de qué tanto sueño se tiene.
“¿Me dice qué tan cargado?”, preguntan; luego, con un chorro que se eleva cada vez más, la leche pinta esa negrura del café e inmediatamente hace su aparición una charola para escoger el pan de chinos.
La bebida de cafeína tiene la peculiaridad de que se hace con extracto de café negro, el cual se realiza moliendo café tostado con y sin azúcar. Después se agrega al agua hirviendo en donde se deja reposar por un día.
La popularidad de la bebida se sostuvo de varios factores, entre ellos es que las cafeterías en las que se vendía el café lechero chino tenía precios accesibles para estudiantes, por lo que se volvió costumbre que estuvieran llenos de asistentes jóvenes.
Larousse Cocina explica que el café con leche chino muestra cierta similitud con la versión lechera que puede hallarse en Veracruz; sin embargo la diferencia se encuentra en que el extracto del estado veracruzano es más intensa.
En la actualidad puedes conseguir este tipo de bebida en algunos de los cafés chinos que aún quedan en la Ciudad de México. Algunos de estos establecimientos son:
- La Nacional, en donde puedes comer por menos de 100 pesos.
- El Popular que tiene paquetes desde 76 pesos y pan dulce y café con leche por 80 pesos.
- Café Restaurante Lucky en donde su bebida lechera cuesta 25 pesos.
- Café Kowl puedes comer desde los 100 hasta 200 pesos según lo que pidas.