Uno de los alimentos de origen animal más consumidos alrededor del mundo es la leche, que puede disfrutarse en distintas versiones: sola, con saborizantes, en el café e incluso algunos postres.
No obstante, también es de los más delicados en cuanto a su consumo, pues no todas las personas pueden disfrutar de la leche ‘bronca’ o ‘entera’ gracias a un ‘enemigo silencioso’ que existe en ella: la lactosa, a la cual millones de personas alrededor del mundo son intolerantes.
La lactosa es, en términos generales, el azúcar que se encuentra presente en la leche de diversos mamíferos, siendo la de vaca la más consumida por los humanos. Sin embargo, puede provocar efectos negativos en aquellos intolerantes a esta.
¿Qué es la intolerancia a la lactosa?
Seguramente conoces a alguien que siempre dice ‘yo tomo leche deslactosada porque la normal me hace daño’, y se refiere justo a los efectos que provoca la intolerancia a la lactosa en su organismo.
La intolerancia a la lactosa es la incapacidad que tiene el organismo para digerir esta sustancia presente en la leche y productos derivados de esta, como yogurt, queso o malteadas.
Este problema comienza en el intestino delgado, que es el encargado de producir lactasa, una enzima que es precisamente aquella encargada de ‘descomponer’ el azúcar proveniente de la leche y derivados en sus dos componentes: glucosa y galactosa.
Después, estos son absorbidos por la pared intestinal y pasan al torrente sanguíneo, pero en ausencia de esta enzima, la lactosa pasa ‘tal cual’ al intestino grueso, donde se fermenta por algunas bacterias presentes en este, y es entonces cuando aparecen los síntomas.
Síntomas de intolerancia a la lactosa
La intolerancia a la lactosa produce uno o varios síntomas horas después de haber ingerido leche o algún producto derivado de esta. Entre los principales, se encuentran:
- Hinchazón abdominal
- Diarrea
- Gases
- Náuseas
- Dolor en el abdomen
- Ruidos estomacales
- Vómito
Dependiendo de la cantidad de lactosa consumida, así como del nivel de intolerancia que presente cada persona, estos síntomas pueden ser ligeros o más fuertes.
La gran mayoría de las personas que sufren intolerancia a la lactosa pueden vivir con esta sin tener que renunciar por completo a productos lácteos, y aunque no es una afección que pueda provocar consecuencias graves, los síntomas suelen ser molestos.