HRV es la variación en tiempo entre cada latido del corazón. Si tu ritmo cardiaco es de 60 latidos por minuto, no quiere decir que late exactamente una vez por segundo, tal vez toma 0.8 segundos entre dos latidos, y 1.1 segundos entre otros. Entre mayor sea el HRV, más preparado estará tu cuerpo para tener alto performance.
Sistema Nervioso y HRV
El sistema nervioso autónomo, que controla las funciones de tu cuerpo, se divide en simpático y el parasimpático.
El parasimpático maneja los sistemas internos como la digestión, respiración, crecimiento de uñas. Este sistema causa un decremento en el ritmo cardíaco. Regula el descanso y metabolismo, se le llama también el “rest and digest” (descanso y digestión).
El sistema simpático reacciona a variables externas como estrés y ejercicio. Genera un incremento en la presión arterial y el ritmo cardíaco. Es el que controla tu respuesta física activa, fight or flight (pelea o huye).
HRV es el resultado de la interacción entre estas dos áreas del sistema nervioso autónomo que envían señales a tu corazón. Si tu sistema nervioso tiene un balance adecuado, el sistema parasimpático le dice que tiene que latir más lento y el simpático le indica cuando tiene que latir más rápido, esta fluctuación es el HRV.
En el día, tenemos momentos de relajación, donde el sistema parasimpático tiene mayor presencia, y momentos de excitación o actividad, en los que el sistema simpático tiene el control. Estos sistemas funcionan como una especie de acelerador y freno que se van alternando para mantener un equilibrio.
En estado de salud, el corazón no late a una frecuencia constante, sino que se alterna entre una frecuencia cardíaca baja (con dominio del parasimpático) y una frecuencia cardíaca alta (dominio del simpático), adecuándose a estímulos, estado emocional, respiración, etc.
La variación entre frecuencias es la que nos permitirá identificar el estado de salud y prevenir enfermedades.
Si la variabilidad cardíaca es alta, indica que tenemos mayor predisposición a la adaptación, es decir que el organismo responde tanto a las señales simpáticas como a las parasimpáticas ya que el sistema nervioso está equilibrado y puede adaptarse al entorno y funcionar eficientemente.
Cuando tu variabilidad es baja, quiere decir que una de las funciones del sistema nervioso autónomo está dominando sobre la otra, y por lo general, suele ser el simpático sobre el parasimpático. Esto es señal de dificultad para adaptarse y responder a los estímulos, por lo que estamos más propensos a lesiones, resfriados, etc.
Para dimensionar la importancia del HRV, podemos considerar que incluso en la noche, cuando dormimos y es normal que predomine la actividad parasimpática, de ocurrir lo contrario, ese desequilibrio entre los dos sistemas a favor del sistema nervioso simpático, predispone por ejemplo a la aparición de insomnio u otros trastornos productos de la baja calidad del sueño.
Dormir bien también importa a la hora de mantener el equilibrio óptimo para el HRV, dos estudios así lo confirman tanto para niños como para personas en etapa adulta.
HRV podrá funcionar como un sensor capaz de advertir sobre situaciones que van desde medir la capacidad de un deportista para responder a un entrenamiento, hasta identificar altos niveles de estrés, resistencia a la insulina o aumento de la glucosa en sangre, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y mucho más.
Cómo se mide el HRV
La manera más efectiva es realizando un electrocardiograma con un médico. Existen wearables y monitores que te dan una medición adecuada.
Sin embargo, la tecnología avanza rápido y aunque lo más efectivo es utilizar bandas cardiacas en el pectoral, ya es común encontrarse con varias compañías cuyos estudios demuestran su efectividad para medir el HRV utilizando relojes o anillos.
En este caso, es mejor tener una medición aceptable que ninguna en lo absoluto; por ello es que recomiendo utilizar el dispositivo que tengas a tu alcance y que se adapte a tu estilo de vida.
