El peso se recuperó de nueva cuenta en el día, luego de ser presionado por encima de los 20 pesos, y con ello puso el saldo semanal de mayo 3 a 1 a su favor.
Previo a los datos económicos del PCE y con el rebalanceo de carteras, los inversionistas especularon con un dólar fuerte que poco a poco fue cediendo espacio.
De acuerdo con datos de Banco de México, el peso se apreció en los cinco días 0.2 por ciento a las 19.925 unidades, esto en el ámbito interbancario. En el día la moneda mexicana ganó 0.27 por ciento.
La divisa nacional tocó un mínimo de 19.93 unidades a las 22:46 horas del jueves, y un máximo de 20.07 unidades a las 2:28 horas.
En ventanilla bancaria, el billete verde se cotiza en 20.44 pesos, de acuerdo con datos de Citibanamex.
El índice Bloomberg, que mide la fortaleza del billete verde frente a una canasta de 10 divisas, retrocedió 0.01 por ciento a mil 117 puntos.
Las acciones y los índices estadounidenses subieron con las acciones cíclicas entre las de mejor desempeño antes del fin de semana largo, ayudadas por los planes de gasto federal del presidente, Biden.
“El dólar se mantuvo plano en relación con otras monedas importantes durante las primeras operaciones del viernes, a pesar de un aumento en los rendimientos de las notas y bonos del tesoro americano. Ayer, Joe Biden informó sobre la propuesta de un presupuesto de 6 billones de dólares para 2022, que incluirá una fuerte inversión en proyectos de infraestructura, educación y atención médica”, apuntó Ricardo Evangelista, analista senior de ActivTrades.
El presupuesto prevé que el desempleo se mantendría por debajo del 4 por ciento durante la mayor parte de la próxima década y que la inflación se mantendrá estable.
En datos económicos, el Buró de Censos dio a conocer que los inventarios al por mayor aumentaron 0.8 por ciento; en tanto los inventarios minoristas sew contrajeron 1.6 por ciento.
Por separado, la Oficina de Estadística dio a conocer que los ingresos personales se contrajeron 13.1 por ciento y el gasto real 0.1 por ciento.
El PCE es el indicador preferido por la Reserva Federal, el cual se dirige hacia los niveles de principios de la década de los noventa. El deflactor general del PCE había subido del 2.3 al 3.5 por ciento reflejando el increíble aumento del IPC. El gasto personal probablemente se redujo ante el alza en los precios, mientras que los ingresos habrían caído abruptamente debido a la disminución de los cheques de estímulo.