No estamos hablando de la “segunda naturaleza” -el hábito que tienen- los políticos o los psicópatas por la que “se aprovechan de otros para conseguir beneficios propios”. Estamos hablando de la manipulación del tipo de cambio. Este tema sale a la luz debido al Reporte al Congreso Americano: Macroeconomic and Foreign Exchange Policies of Major Trading Partners of the United States (Políticas macroeconómicas y cambiarias de los principales socios comerciales de los Estados Unidos) recién presentado este mes de abril.
La Ley “Omnibus Trade and Competitiveness Act” de 1988, obliga al Departamento del Tesoro a verificar si algún socio comercial de Estados Unidos manipula su tipo de cambio con respecto al dólar americano para obtener ventajas competitivas artificiales en el comercio.
No solo es un tema de Estados Unidos. Los miembros del G-20 se comprometieron a “consultar la evolución del mercado de divisas, abstenerse de devaluaciones artificiales, y no fijar tipos de cambio objetivo”. Todos los miembros del FMI también se han comprometido a evitar manipulaciones del tipo de cambio.
Regresando al reporte, los países bajo observación son China, Japón, Corea, Alemania, Irlanda, Italia, India, Malasia, Singapur, Tailandia y México, aunque no se señala a nadie como manipulador.
Recordemos que el tipo de cambio es una regla que varía en longitud. El reporte nos dice que, en términos reales, el dólar se depreció un 2.9% en 2020, aunque está casi un 5% por encima de su promedio de 20 años.
La cuenta corriente de México tuvo un superávit histórico en 2020 con Estados Unidos. Textualmente, “la austeridad fiscal en México dejó a la economía más expuesta a los efectos económicos de la pandemia, lo que causo un colapso de la demanda interna que provocó la disminución de las importaciones.” México no había tenido superávit desde 1987. En 2020 el superávit fue de US$ 113 billones (el segundo más alto después de China), un 11% más que en 2019. También se menciona al récord de remesas en 2020, con US$ 40 billones. No es algo que presumir el sobrevivir de las remesas.
Sin embargo “la afectación a los mercados laborales y el deterioro del clima de inversión probablemente pesarán en el crecimiento nacional”. ¡Ouch!.
México ha intervenido en los mercados cambiarios mínimamente desde 2017. En la última década ha sido vendiendo divisas apoyado (fortalecido) el peso, pero “México está muy abierto a los flujos de capital, se ha abstenido de tomar medidas de control de flujos de capital y tiene una moneda altamente líquida”.
Las reservas de Banxico, de US$ 184 billones y las líneas swap y de crédito por US$ 133 billones generan un colchón adecuado. En abril de 2020, utilizamos US$ 6.6 billones y para marzo de 2021, casi se habían pagado. El FMI, en 2019 consideró adecuados los niveles de reservas.
Más ¡Ouch!: “La sub-inversión del sector privado amenaza con obstaculizar la recuperación y reducir el potencial de crecimiento a largo plazo. El costoso apoyo de México para aumentar el dominio del mercado de las empresas estatales con pérdidas agota los recursos públicos para el gasto esencial y margina la inversión en energía renovable que reduciría los costos al usuario final y liberaría espacio fiscal para una inversión más productiva y de protección social. En la medida en que las exportaciones netas de energía de Estados Unidos a México puedan disminuir como resultado del objetivo político de México de una mayor independencia de los combustibles fósiles, el superávit comercial de México con Estados Unidos puede aumentar.” No pinta nada bien porque la gran mayoría de las exportaciones -fuentes de trabajo- no son petroleras.