De los deportes siempre se puede aprender para el campo de la estrategia organizacional. En esta oportunidad comparto algunos elementos que podemos aprender del golf para aplicarlos en la estrategia. Una primera pregunta en este juego es ¿en qué campo jugar?, hay campos más retadores que otros.
Una vez seleccionado el campo donde queremos jugar, el objetivo es terminar el número de hoyos con el menor número de golpes posible. En el golf podemos seleccionar el día para jugar, pero las condiciones del clima están fuera de nuestro control y, más aún, pueden cambiar durante el juego; por ejemplo, un cambio en la dirección o un aumento en la velocidad del requerirá un ligero cambio en la dirección del golpe para que la bola caiga lo más cerca posible del green.
Algunos factores controlables por el jugador son su nivel de experiencia, su técnica, el conocimiento de las reglas del juego, el tipo de bastones disponibles y su capacidad de concentración y de tolerancia a la presión que significa el juego. La experiencia y la técnica se adquieren tanto por la instrucción formal como por jugar repetidamente y reflexionado sobre lo que se hizo bien o no en cada juego. Las reglas del juego permiten jugar dentro de ciertos lineamientos, por ejemplo, guardar silencio mientras otro jugador prepara su tiro.
La selección de los bastones en cada tiro es fundamental; para un tiro largo se usará un driver que proporciona distancia y en el green se utilizará un putter. En el golf se avanza de un hoyo a otro, logrando metas intermedias hasta completar el número de hoyos del campo. Al inicio de un fairway se indica el número de golpes esperado para embocar la pelota, lo cual da una señal del objetivo intermedio a lograr.
¿Qué se puede aprender del golf y aplicarlo en la definición de la estrategia empresarial? En la organización se pueden encontrar varios símiles. Primeramente, la selección de la industria y del mercado donde se quiere participar pues se observan buenas posibilidades para generar valor para los diversos públicos a los que se atiende; en el golf es el campo donde se jugará. A partir de ahí, se definen objetivos para medir los resultados propuestos; en el golf es completar el número de hoyos con el menor número de golpes, como lo indicamos anteriormente.
En la organización desarrollamos o adquirimos recursos para preparar una propuesta que resulte valiosa para el cliente, esto es, equipo, plantas, oficinas y atraemos y desarrollamos talento humano, pieza clave para la consecución de objetivos; en el golf es el entrenamiento que el jugador tiene y la calidad de los bastones con los que juega que le permitan mayor control en el golpe, distancia o aproximación. Así como en el golf la velocidad y dirección del viento requerirá que el jugador ajuste la dirección de su tiro; en la organización, factores externos, previsibles o no, requerirán un ajuste en su estrategia.
Por ejemplo, demorar la entrada a un mercado o hacer un cambio en precios debido a un cambio en la demanda o a la acción de un competidor. En la industria donde se participa, también hay reglas que se deben respetar, tal como lo es en el golf, por ejemplo, cumplir con reglas para el lanzamiento de un nuevo producto o servicio. En párrafos anteriores indicábamos que el golfista debe reflexionar en cada tiro y en cada juego acerca de qué hizo bien y qué se puede mejorar; de igual manera, en la organización, el equipo directivo y todos los colaboradores debemos reflexionar sobre qué se está haciendo bien y qué se puede mejorar, lo cual ya indicaba Donald A. Schön en su libro publicado en 1983 “The Reflective Practitioner: How Professionals Think in Action” y cuyo mensaje central sigue vigente en la actualidad.
En el golf hay metas intermedias—el avance de un hoyo a otro; de la misma manera, en la organización tenemos una visión de largo alcance, las estrategias y las metas se van ajustando conforme el contexto evoluciona para adaptarse a cambios, siempre teniendo en mente la visión de la organización.
El trabajo del equipo directivo implica tomar decisiones estratégicas en contextos cambiantes y de incertidumbre y esto, además de una preparación en el campo de los negocios, implica carácter para tomar decisiones complicadas y de cuyos resultados no se tiene total certeza. Así como en el golf se juega bajo presión, el trabajo del equipo directivo es bajo presión de tiempo, de incertidumbre en el contexto de negocios y de la responsabilidad que implican sus decisiones.
En esta colaboración hemos hecho una analogía entre el juego del golf y la práctica directiva, de manera que aprendamos del campo del deporte para la organización y viceversa, siempre buscando generar reflexión desde de diversos contextos.
El autor es Director de la Sede Monterrey de EGADE Business School.