Monterrey

Alicia Galindo: La dependencia de la tecnología y el impacto global de la escasez de semiconductores

Durante la pandemia este problema se enfatizó al incrementar la demanda de chips por el trabajo desde casa.

Los semiconductores juegan un papel fundamental en la industria automovilística, tecnológica y hasta la industria de videojuegos y electrodomésticos. Sin embargo, durante la pandemia este problema se enfatizó al incrementar la demanda de chips por el trabajo desde casa. Esto trajo como consecuencia que la mayoría de las industrias se adapten a los problemas relacionados con las cadenas de suministro a nivel mundial.

El mayor fabricante de semiconductores, que controla un poco más de la mitad de la producción mundial, es la empresa taiwanesa TSMC que amenaza con incrementar sus precios entre un 10% y 20% hacia el 2022. La participación de mercado también se encuentra representada por la surcoreana Samsung que controla el 18% de participación. Samsung, por cierto, reportó un crecimiento de más del 70% en el segundo trimestre gracias a su línea de negocios de semicondutores. Le siguen United Microelectronics de Taiwan y la americana Global Foundries, las cuales representan un 7% cada una aproximadamente.

Este impacto en el incremento de los precios ya lo están resistiendo empresas como Intel, que registró un decremento del 22% en su ganancia neta en los primeros 6 meses del 2021. Empresas que fabrican procesadores a partir de los chips han sido gravemente afectadas. Tal es el caso de Qualcomm, AMD, Nvidia, Mediatek y Apple. Esta última, Apple, que produce bienes de consumo, es el principal cliente de TSMC. Sin embargo, la dependencia en la cadena de suministro de semiconductores, así como ha conllevado a graves problemas económicos, también representa un área de oportunidad. Me refiero a mejores maneras de evitar la dependencia al suministro y a la innovación en modelos de negocio y materiales sustitutos.

El silicio es el principal componente de los semiconductores. El silicio es el segundo componente más abundante en la corteza terrestre cómo óxido de silicio. Para su obtención se tiene que someter a un proceso de reducción en un horno de acero eléctrico a grandes temperaturas. El silicio presenta límites físicos que impiden que continúe el desarrollo de transistores cada vez más pequeños. TSMC tiene laboratorios en Hsinchu, Taiwan, donde investiga nuevos materiales para reemplazar al silicio como material principal de fabricación de los semiconductores. Un material sustituto es el germanio que actualmente tiene usos prácticos en transistores y fotodetectores.

Empresas como Ford están por desarrollar modelos de negocio bajo demanda para prevenir crisis externas de dependencia. Toyota, por ejemplo, está recibiendo los componentes solo cuando se necesitan en su proceso de fabricación y no antes. Aunado a lo anterior se encuentra el apoyo de grandes potencias como Estados Unidos. El gobierno de Joe Biden lanzó un reporte en junio 2021 donde explica un plan de acción para hacer más resilientes a las cadenas de suministro y manufactura con un enfoque al crecimiento. En dicho plan se propone dar incentivos a empresas para fomentar la inversión a través de subsidios tecnológicos para fortalecer las cadenas de suministro.

En mi papel de profesora investigadora, y siguiendo la línea científica medioambiental, es importante destacar el impacto ambiental de los semiconductores hacia una economía de cero emisiones. Sin los semiconductores no se podrían desarrollar paneles solares, tuberías eólicas y vehículos eléctricos, todos estos juegan un rol clave para una economía sustentable. Sin embargo, los chips requieren de grandes cantidades de energía y agua, además de generar residuos tóxicos que afectan a largo plazo a nuestro planeta. Ante este escenario desalentador, el sector de semiconductores en Estados Unidos, se ha propuesto reducir su huella de carbono. Parte de este cambio, se debe a la entrada de inversionistas que exigen elementos ESG en sus perfiles de inversión y la disponibilidad de mayores fuentes de energía renovable.

Intel, por ejemplo, tiene un plan hacia el 2030 de obtener el 100% de energía limpia y la empresa TMC que utiliza el 5% de toda la electricidad de Taiwán, firmó un acuerdo con la empresa danesa Orsted para el suministro de energía renovable. Otros ejemplos de como la industria de semiconductores se está poniendo la camiseta “verde”, es la implantación de depuradoras y el uso del flúor que tiene un menor impacto en el calentamiento global. También el uso de otros gases menos contaminantes que se emplean en el grabado de patrones y en la limpieza de la superficie de silicio de una oblea, pieza que se usa en la manufactura de chips.

Estamos ante una perspectiva a largo plazo en las nuevas fuentes de inversión que tengan un balance medioambiental mientras que el uso de tecnología se incrementa aceleradamente cada vez más. Sin duda, vale la pena checar las estrategias económicas y los nuevos modelos económicos que surgirán bajo este escenario de escasez global. Bajo panoramas en tempestad siempre está el lado positivo del surgimiento de oportunidades.

La autora es profesora del Departamento Académico de Contabilidad y Finanzas, de la Escuela de Negocios. Su correo es alicia.galindo@tec.mx

COLUMNAS ANTERIORES

Víctor Romero: Reflexiones 2024
Dulcinea Martínez: Hablemos de talento y cultura en los negocios

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.