Al finalizar el 2021, México presenta diversos desafíos. Los primeros son la pandemia y la consecuente crisis económica que ha generado. En segundo lugar, la creciente violencia a lo largo de todo país y la persistente corrupción son importantes retos que el gobierno y sociedad deben enfrentar. Sin embargo, hay un fenómeno adicional que está adquiriendo una importancia inusitada en este cierre del 2021, se trata de la migración. El asunto tomó mayor notoriedad cuando un tráiler lleno de migrantes tuvo un fatal accidente en el estado de Chiapas el 9 de diciembre pasado y murieron 55 personas. Un hecho similar ocurrió en agosto de 2010 cuando bandas de narcotraficantes asesinaron a 72 migrantes centroamericanos en San Fernando, Tamaulipas. El incidente motivó la discusión y aprobación de una nueva ley migratoria en 2011.
El incidente del 9 de diciembre tuvo un fuerte impacto en las sociedades y gobiernos tanto de México, Estados Unidos y de algunos países centroamericanos. Incluso, la Secretaría de Relaciones Exteriores anunció la creación de un grupo de acción inmediata contra la trata de personas, integrado por México, Guatemala, Estados Unidos, República Dominicana y Ecuador. El objetivo es realizar una investigación a fondo de la tragedia y coordinar políticas para evitar ese tipo de fatalidades. El principal problema es que las causas de la migración y de la trata de personas tienen profundas raíces en problemas estructurales ligados a la pobreza, la marginación, la falta de oportunidades, la violencia, la corrupción, la impunidad y otros factores. Es poco realista pensar que un programa de cooperación y ayuda a las zonas menos desarrolladas en Centroamérica evitará los flujos migratorios de ciudadanos que cruzan el territorio mexicano con el objeto de internarse a Estados Unidos.
Es relevante destacar que México experimenta prácticamente todos los tipos de migración que hay en el mundo. Por ejemplo, existe la migración interna, la cual contempla el movimiento de personas del sector rural a las urbes. Este fenómeno todavía es vigente. También hay migración externa, que consta de mexicanos que se trasladan a otro país, principalmente en Estados Unidos. Hay estimaciones que calculan que hay alrededor de 30 millones de connacionales viviendo en el país vecino; de ellos aproximadamente 7 millones son irregulares. Al respecto, el gobierno mexicano ha establecido una política de protección a los paisanos que viven y trabajan fuera del país. Por ejemplo, México es el único país en el mundo que tiene 50 consulados en Estados Unidos para cumplir ese objetivo. Este hecho demuestra la importancia que tiene el tema en la agenda de la política exterior de México.
México también recibe migración internacional. Hay miles de personas extranjeras que trabajan o estudian en el país. Por ejemplo, hay un cálculo de que hay aproximadamente un millón de estadounidenses viviendo en México, muchos de ellos de manera irregular. Por otro lado, también existe la transmigración, la cual incluye personas extranjeras que cruzan el territorio para llegar a Estados Unidos. En este marco ocurrió la tragedia en Chiapas. Asimismo, México experimenta la migración de retorno, compuesta por las personas que Estados Unidos deporta a ciudades fronterizas, sean mexicanos o extranjeros. Por último, el gobierno de México tiene que recibir a miles de centroamericanos y caribeños que han solicitado asilo en Estados Unidos, pero tienen que permanecer en México en espera de una decisión, que en la mayoría de los casos es denegada. El asunto se complicó cuando un juez obligó al gobierno de Joe Biden a reactivar ese programa que había establecido Donald Trump.
En este contexto, el gobierno de México tiene serios retos para responder a este fenómeno. A nivel federal, el gobierno mexicano debe coordinar políticas públicas con sus pares en Estados Unidos y países centroamericanos para atender el problema. También tiene que regularizar y cuidar el tránsito de estas personas y asesorarlas jurídicamente. A nivel local, es imprescindible atender las necesidades de las personas que cruzan el territorio mexicano. Las ciudades, principalmente las fronterizas desde Tamaulipas hasta Baja California, deben proveer servicios como alimentación, salud, alojamiento, entre una larga lista de necesidades. El asunto migratorio involucra a diferentes instancias de gobierno, tanto a escala internacional como federal, estatal y local. Pero también es un problema que impacta directamente a la sociedad. Por lo tanto, es necesario que todos estén preparados puesto que la migración, en 2022, será un tema de creciente importancia.
El autor es profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Es doctor en Estudios Internacionales por la Universidad de Miami. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT y es miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.