Monterrey

Daniel Maranto: La estrategia para el equilibrio entre la vida y el trabajo

Como líderes pongamos el ejemplo, respetando los horarios de trabajo y los fines de semana.

El esquema de trabajo que estamos viviendo, y que será una nueva forma de vida en las organizaciones, combinando lo presencial con lo virtual, nos lleva a pensar y tomar acciones sobre nuestra estrategia de liderazgo para relacionarnos con efectividad en estos nuevos entornos.

Comparto una analogía para motivar al lector a reflexionar sobre sus actividades de trabajo y personales: Baco, el dios griego del vino, se relaciona con la fiesta, con pasar el tiempo muy bien, sin mayores preocupaciones. En el otro extremo, tenemos a Prometeo, dios griego del cumplimiento y la responsabilidad. En este sentido, podemos interpretar que nuestra vida transcurre entre resultados organizacionales y también en darnos tiempo para relajarnos y renovar energías. Cargarse hacia Baco, comprometerá nuestros resultados organizacionales, como también lo hará estar de lado de Prometeo; daremos resultados mas no de manera sostenible. Recordemos que la estrategia es dar resultados de manera sostenible, esto es, tanto en el corto como el largo plazo.

Combinemos ambas posturas. La agenda de la semana se llena rápidamente de videoconferencias y algunas reuniones de trabajo de manera presencial. Esto implica darse un tiempo entre citas para “centrarse”, esto es, tener un momento para uno mismo (Baco) para prepararse física y emocionalmente para la siguiente actividad y dar los resultados esperados (Prometeo).

Lo anterior implica disciplina. La tecnología nos permite estar disponibles prácticamente las 24 horas del día, todos los días. Como líderes pongamos el ejemplo, respetando los horarios de trabajo y los fines de semana. Cabe hacernos la pregunta si un mensaje es necesario enviarlo al final del día o durante el fin de semana.

Los tiempos que estamos viviendo han sido por demás demandantes, por lo que tener un pasatiempo siempre ayudará a sobrellevar la carga emocional que ha producido el estrés del confinamiento. Con los debidos cuidados, hacer ejercicio es valioso también, se generan endorfinas que ayudan a la buena actitud y al buen sentido del humor. Programemos las videoconferencias de manera que se tengan unos diez minutos entre una sesión y otra, de manera que demos un espacio a Baco entre todos los compromisos que Prometeo nos demanda.

Trabajar desde casa, si bien tiene bondades como evitar el tiempo invertido en el tráfico y por tanto hacernos más productivos, también conlleva el reto de no distinguir los tiempos de trabajo y de casa. Por tanto, así como lo hacemos cuando vamos a nuestros centros de trabajo, definamos y respetemos los horarios de trabajo en casa y de estar en casa con nuestra familia o con nosotros mismos. Respetemos los horarios de nuestros colaboradores, a la vez que respetamos los nuestros.

Desde luego, siempre existirán imprevistos que requerirán atención inmediata, estemos o no en horarios de trabajo, como algún incidente fuera o dentro de la organización. Sin embargo, si nuestra agenda está llena de incidentes fuera de nuestro control, quizá se abra la oportunidad de revisar cómo estamos organizando nuestro trabajo o qué tanto tiempo le dedicamos a una planeación que busque anticipar posibles eventualidades, o si estamos aprovechando el talento de nuestros equipos para que tomen decisiones con responsabilidad, confianza y, al mismo tiempo, con rendición de cuentas.

Si bien, lo que aquí escribo se dice más fácil de lo que se hace, es cuestión de organización. Si trabajamos en casa, comenzar el día como si estuviéramos en nuestro centro de trabajo, respetar la hora de comida y terminar el día como si saliéramos de nuestro trabajo para trasladarnos a casa. En varias organizaciones estamos trabajando en modelos híbridos, aprovechemos la estancia en la organización para tener espacios de socialización y para tener conversaciones sobre proyectos innovadores que, quizá, a través de una videoconferencia sean más difíciles de realizar.

Ahora que estamos iniciando un nuevo año, conviene reflexionar sobre el balance de nuestro Prometeo y nuestro Baco, y tomar acciones. Definamos nuestra estrategia sobre el uso eficiente del tiempo y compartámosla con nuestros equipos de trabajo. Recordemos que, para ayudar a otros a estar bien, debemos estar bien primero nosotros. Un comportamiento exagerado hacia los preceptos de Prometeo, tarde o temprano, nos hace correr el riesgo de no entregar los resultados esperados, por lo que no habremos sido estratégicos. Por otro lado, un estilo de vida muy cargado hacia el estilo de Baco tampoco será sostenible. Al final, se trata de un equilibrio dinámico; en momentos podemos cargarnos más hacia Baco y en otros a Prometeo y el punto focal será cumplir con los resultados organizacionales, cuidando a nuestros colaboradores y a nosotros mismos; esto es parte del pensamiento estratégico.

Daniel Maranto dmaranto@tec.mx

El autor es Director de la Sede Monterrey de EGADE Business School.

COLUMNAS ANTERIORES

Víctor Romero: Reflexiones 2024
Dulcinea Martínez: Hablemos de talento y cultura en los negocios

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.