Contar con mejores condiciones laborales, tener acceso a la vivienda y conseguir una integración a la educación son algunos de los retos que enfrenta la población indígena que llega a Nuevo León, asegura la investigadora de la Universidad Autónoma de Nuevo León María de Jesús Ávila Sánchez.
“Cuando hablamos de la población indígena, hablamos de una injusticia estructural que tiene que ver con la pobreza y discriminación, así como con la condición de ser indígena y migrante”, comentó.
Sin embargo, para la experta en jóvenes y población indígena, el rubro laboral, sobre todo en la mujer, es el principal reto en que se debe poner atención, ya que hay diferencias marcadas en el tema salarial.
“Se tiene que pensar en brindar mejores condiciones de vida y garantizar los derechos que esta población tiene, en términos de generar oportunidades laborales para las mujeres. Si bien la población indígena enfrenta una situación de desventaja en cuestión de las ocupaciones a las que se inserta, nos damos cuenta de que en el caso de las mujeres, es mayor el reto y es aquí donde tendríamos que estar incidiendo”, señala la especialista en ciencias sociales.
Dadas las características de la economía de Nuevo León que demanda población con alta y baja calificación, los grupos indígenas encuentran diversos nichos de trabajo y tienen una buena inserción laboral.
Por ejemplo, el sector femenino tiene una tasa de participación laboral del 38.5 por ciento, mientras que los varones una del 76 por ciento, mostrándose también una marcada diferencia.
De acuerdo con la investigadora, desde 1970 empezaron a arribar al estado los primeros grupos de población indígena, pero en los últimos cinco años, alrededor de 75 mil 028 personas han llegado a la entidad buscando trabajo, para reunirse con su familia, por una oferta laboral, por contraer matrimonio o por la violencia e inseguridad que viven en sus comunidades de origen.