Si bien las Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORES) son las instituciones que eligen los trabajadores para que administren sus recursos para el retiro, el manejo de las inversiones se realiza a través de las diferentes Sociedades de Inversión (SIEFORES) que cada AFORE tiene, en estricto apego a las reglas y a la normatividad impuesta por el órgano regulador gubernamental, denominado Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR).
Un punto que es importante aclarar, es que las AFORES no ofrecen un rendimiento mínimo garantizado, ya que los recursos que les son aportados, propiedad de los trabajadores, no son recursos “ahorrados” sino “invertidos”, pues los trabajadores en realidad son inversionistas que adquieren acciones de la Sociedad de Inversión que maneja sus recursos.
Obviamente, tampoco hay protección del Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB), como es el caso de recursos depositados en bancos, los cuales sí pagan una tasa de interés pre determinada, y tienen el seguro que ofrece el IPAB.
Al invertir en cualquier sociedad de inversión, lo que se tiene es una compra de acciones de dicha Sociedad, y el valor de estas acciones se determina por el valor en el mercado secundario de los instrumentos adquiridos por la Sociedad, cuya valuación es dinámica y sujeta también a la normatividad gubernamental.
Hay Sociedades de Inversión de renta fija, de renta variable, y mixtas, (como es el caso de las SIEFORES) por lo que el inversionista debe tener una cultura financiera básica que le permita entender los resultados que reporta cada Sociedad de Inversión.
Cuando se invierte en renta variable, como por ejemplo las acciones de las empresas que cotizan en la bolsa mexicana de valores, las minusvalías ocurren cuando baja el precio de mercado de la acción, sin embargo, mientras no se venda la acción, no hay ninguna pérdida definitiva, mientras exista la posibilidad que se recupere el precio de esa acción.
En el caso de instrumentos de renta fija, como por ejemplo los CETES, (principal instrumento de inversión de las SIEFORES) las famosas “minusvalías” se producen principalmente cuando las tasas de interés van a la alza, como ha sido durante este año, y se incurren por la obligación que tienen las SIEFORES de valuar sus carteras al precio del mercado secundario, como si fueran a vender anticipadamente sus CETES, cosa que casi nunca ocurre, por lo que mantener el instrumento a maduración, no solo elimina la minusvalía, sino que materializa el rendimiento o la ganancia ofrecida al momento de colocación, veamos.
Como el CETE es un instrumento de deuda gubernamental que se coloca “bajo par”, (a menos de su valor nominal) el rendimiento se determina como una ganancia de capital, al venderlo a valor carátula, después de adquirirlo a descuento.
Un CETE con valor de diez mil pesos, se vende en el mercado primario a un valor inferior, dependiendo de la tasa de rendimiento a pagar, y del plazo de colocación, por lo que de manera implícita se determina la tasa de interés o el rendimiento que paga el instrumento.
Si se adquiere la emisión 1 de CETES a 364 días a $9,500 pesos cada uno, y a maduración te pagan $10,000 pesos, el rendimiento sería de $500 pesos, lo que equivale a un 5.26 por ciento de la cantidad invertida.
Ahora, si suben las tasas de interés, por ejemplo a 8.7 por ciento, el precio de colocación de la nueva emisión, la siguiente semana, necesariamente debe ser menor, en este caso a $9,200 pesos, para que la ganancia a maduración sea de $800 pesos, que equivalen al rendimiento ofrecido de 8.7 por ciento anual.
Si la SIEFORE que compró un CETE de la primera emisión, a $9,500 pesos (5.26 por ciento de rendimiento), mantiene su inversión a maduración, sin duda tendrá ese rendimiento, sin embargo, si se ve obligada a venderlo la siguiente semana en el mercado secundario, como la nueva emisión se vendió a $9,200 pesos, porque subió la tasa de interés, necesariamente debe ajustar a la baja el precio de su CETE para poder venderlo, y de hacerlo, se materializa una pérdida, a pesar de que invirtió en valores de renta fija.
Ahora, como la normatividad oficial obliga a las SIEFORES a valuar sus carteras de inversión diariamente, aplicando los valores que se registran en el mercado secundario, (como si fueran a vender la totalidad de sus posiciones) irremediablemente van a reportar minusvalías en sus carteras, las cuales NO son reales, ya que sus inversiones son de muy largo plazo y los trabajadores no pueden retirar sus recursos de manera discrecional, de manera que se vean obligados a vender y materializar la pérdida.
Esta normatividad a todas luces es inapropiada, ya que las minusvalías reportadas no son reales, y solo aplicarían para los instrumentos que realmente se vendieran a precios por abajo del de adquisición, como ocurre en el caso de trabajadores que cambien de AFORE, o quienes estén tramitando su beneficio definido, incluyendo retiros por desempleo, que por cierto, alcanzaron un nuevo record el pasado mes de septiembre, superando los $2,207 millones de pesos.
Con referencia al impacto actual, al mes de septiembre de este año, en materia de la valuación de las carteras de las SIEFORES, se tiene que en solo nueve meses ya se alcanzó una minusvalía de $474 mil millones de pesos, cantidad superior a toda la plusvalía reportada el año pasado, de $366 mil millones de pesos, generando preocupación entre los trabajadores, por lo que resulta de suma importancia reformar esa normatividad que obliga a las SIEFORES a reportar minusvalías irreales, y aplicarla solamente a una determinada fracción o porcentaje de la cartera, suficiente para cubrir los movimientos que sí reportan un menor patrimonio.
Es mal momento para solicitar cambio de AFORE, así como para retirar recursos por desempleo, aunque en este caso, puede ser difícil obtener una fuente alternativa de recursos.