Mucho se ha comentado sobre la necesidad de que transformemos la economía para poder hacer frente a la urgente necesidad de combatir o mitigar los efectos del cambio climático en el mundo. Si nos ponemos a pensar en esto, resulta que nos parece una tarea titánica y que la responsabilidad debe ser de alguien más como el gobierno, las instituciones encargadas del medio ambiente, las grandes empresas o de todos ellos juntos, pero no pensamos que esa responsabilidad es nuestra. Todos estamos de acuerdo de que debemos replantear nuestro modelo económico de producción y el modo en que consumimos, pero muy pocos, saben cómo empezar a hacerlo.
La economía circular es un sistema industrial que busca cambiar la forma de producir actual, que es predominantemente lineal, que tiene un enfoque de uso indiscriminado de los recursos naturales que, en el largo plazo, es inviable. Producir, usar y tirar es la forma más natural de este modelo lineal, donde las empresas ganan al producir y vender cada vez más productos.
El concepto primordial de la economía circular es modificar la forma de producción industrial lineal, por una forma de producir con un enfoque restaurativo y regenerativo desde el diseño de los productos. No basta con producir los bienes, sino que ahora las empresas deberían pensar en que forma se van a disponer los residuos de los productos que venden y de que manera se puede llegar a reutilizar, remanufacturar y reciclar sus componentes. La intención es regenerar las fuentes naturales donde se obtienen las materias primas y restaurar los procesos de producción hacia un modelo de sustentabilidad.
Pero las empresas se pueden preguntar: ¿Cómo puedo hacer que mis procesos de producción lineales se conviertan en procesos de producción circulares? La respuesta no es sencilla pues cada empresa tiene un tamaño, un giro, una estrategia de crecimiento y metas de rentabilidad diferentes. Pero, aun con estas diferencias, es posible identificar un camino o ruta crítica para comenzar la transformación de empresa lineal a empresa circular.
A continuación, voy a describir un proceso sencillo para comenzar este cambio tan urgente para la economía y el medio ambiente:
1. Medir la circularidad. Dicen mis amigos ingenieros que lo que no se mide no se puede controlar y tampoco se puede mejorar. El primer paso es saber que tan circular es la empresa. Existen diversos mecanismos de medición que, mediante encuestas y entrevistas, pueden darnos luz sobre las cosas que estamos haciendo en materia de tratamiento de residuos solidos y de agua, en energía, en movilidad, en emisiones ce gases de efecto invernadero, etc. El autodiagnóstico le permitirá a las empresas saber cual es su punto de partida.
2. Definir su ciclo productivo. Las empresas deben estar conscientes de cuales son los alcances, en términos de flujo de materiales, de su ciclo productivo. Deben saber cuánta materia prima se compra, cuanta energía usa, cuanta agua necesita, cuantos residuos genera, etc., y luego determinar el costo de sus insumos. Todo eso debe ser medido en tiempo y monetariamente, para definir si nos encontramos dentro o fuera de los parámetros de la industria a la cual pertenece la empresa
3. Establecer una estrategia circular. Después de hacer los números y ver si la empresa esta en condiciones o no de transformar su proceso de producción, se debe elaborar una estrategia de innovación tecnológica, que le permita rediseñar, reducir, reutilizar, remanufacturar, recuperar, reciclar el flujo de materiales que actualmente necesita su proceso de producción. Esta estrategia debe ser acompañada con un presupuesto que le permita tener claro el monto de inversión y el monto de ahorro y rentabilidad que le va a generar, ser circular. Si la empresa no calcula encuentra que sus beneficios son mayores a sus costos, difícilmente tendrá un incentivo para transformarse.
4. Buscar fuentes de financiamiento. Las empresas no tienen todos los medios para convertirse en circulares de la noche a la mañana. Es por eso que debe buscarse y encontrarse las fuentes adecuadas para poder costear la transformación. La lucha financiera siempre será por los costos de financiamiento, los plazos, las condiciones, el tipo de intermediario financiero y los apoyos que existan por parte del gobierno.
Desafortunadamente no hay más opciones. Las empresas deben transformar su forma de producir porque esta no es infinita. Solo queda adaptarse a las necesidades urgentes y a la disponibilidad de recursos que tenemos. Lao-Tse decía: “Un viaje de mil millas, comienza con un primer paso”.
El autor es profesor de Economía y Finanzas del Tecnológico de Monterrey y tiene el International Sustainable Finance Certificate. Contacto: edcarbaj@tec.mx