Si Nuevo León fuera Texas tendría un PIB per cápita de 69 mil dólares en lugar de 16 mil. Sería una de las economías más ricas y prósperas del mundo, Texas es actualmente la novena economía del mundo (si fuese país independiente) superando a Rusia y con muchos menos habitantes (Texas tiene alrededor de 30 millones de habitantes versus 143 millones de Rusia). Tendría una economía diversificada y con un enfoque de desarrollo tecnológico (la ciudad de Austin se está convirtiendo en el siguiente Syllicon Valley).
La inversión en tecnología es el motor de crecimiento potencial de un país. En contraste, el gobierno federal mexicano invierte cada vez menos en ciencia y tecnología (0.3 del PIB desde 0.5 por ciento hace apenas 4 años) y le sigue apostando a la maquila (mano de obra barata) y los recursos naturales para crecer (litio y petróleo).
Si Nuevo León fuera Texas tendría un nivel de educación básico excelente debido a la autonomía que tiene el estado texano sobre el contenido curricular. La educación en los países más exitosos es estatal e inclusive municipal ya que las competencias que requieren los alumnos de un estado son distintas a los de otros estados. Actualmente la educación básica en NL es federal y con pésimos resultados. El gobierno federal invierte cada vez menos en este rubro y la calidad es cada vez peor evidenciada por las pruebas PISA.
Si Nuevo León fuera Texas tendría alrededor de 4,600 empresas de energía y no solo una (CFE) y estaría a la vanguardia en el desarrollo de energías renovables (que ya son tres veces más baratas que las fósiles y mucho menos contaminantes). Las gasolinas en Texas ya son más baratas que en Mexico y sin subsidios. El gobierno federal se gastó casi toda la recaudación del ISR e IVA para reducir, temporalmente, los precios de las gasolinas. Además, los neoloneses tendrían la libertad de comprar, generar y vender el tipo de energía que quisieran. En NL la Comisión Federal de Electricidad (CFE) tiene un monopsonio en la compra de energía y la Comisión Reguladora de Energía (CRE) limita la inversión privada y extranjera en el sector eléctrico.
Si Nuevo León fuera Texas tendría control sobre sus recursos naturales, en especial los hídricos. El agua en Texas es competencia del estado y no requiere de intervención federal para su explotación y distribución. En NL se tuvo que gestionar varios meses durante la escasez con el gobierno federal hasta que se llegó a un acuerdo parcial. El problema solo se repetirá en el futuro.
Si Nuevo León fuera Texas tendría un sistema de salud envidiable con medicinas y vacunas suficientes para toda la población. Tendría la infraestructura suficiente para atender a toda la población y el sector de salud tendría remuneraciones elevadas. En NL actualmente se vive una escasez de medicinas y de vacunas por falta de inversión federal en el sector.
Si Nuevo León fuera Texas tendría mucha mayor autonomía fiscal recaudando los impuestos indirectos y teniendo cierto margen de maniobra para reducir el impuesto sobre la renta (ISR). Actualmente, el estado de Texas por sus bajos impuestos está atrayendo empresas de otros estados de EUA con tasas impositivas más altas. En NL el 95% de los impuestos son federales y el gasto público se designa en la federación.
Finalmente, si Nuevo León fuera Texas tendría una inversión importante en infraestructura para elevar la movilidad y reducir la contaminación de la región. La ciudad de Austin está a la vanguardia en la movilidad de las personas con una importante inversión en transporte público, ciclovías y zonas peatonales. Además, si NL fuera Texas, no tendría que estar cabildeando al gobierno federal cada año por recursos (segundo estado que más aporta a la federación) sino que sería económicamente autosuficiente. En fin, si Nuevo León fuera Texas…
El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA y profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School. Tiene un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera, ambas por la Universidad de Essex en el Reino Unido. Fue el economista en jefe para México de Itau BBA, director general adjunto de Organismos Financieros Internacionales en la SHCP e investigador en el Banco de México.