A casi un año de iniciada la guerra ruso-ucraniana que en sus comienzos supuso una confrontación rápida, hoy aquellos pronósticos muestran un rotundo fracaso. La idea de que Rusia podría avanzar rápidamente contra Ucrania consolidando sus triunfos obtenidos en el 2014 sobre Crimea e incorporar nuevos territorios hoy parecen estar en riesgo.
Los recientes anuncios del gobierno alemán respecto a la autorización que hace para enviar tanques Leopard 2, abre la puerta a otros países como Estados Unidos, España, y demás miembros de la OTAN a hacer entregas prontas de esta maquinaria de guerra. Ya el gobierno norteamericano ha anunciado el envío de tanques Abrams para apoyar el esfuerzo de guerra de Kiev.
Hoy la prensa occidental habla sobre este tema dando indicios de que con la llegada de estos tanques se podrá inclinar la balanza a favor de Ucrania e incluso recuperar los territorios que ya están bajo dominio del Kremlin, augurando, las voces más optimistas un triunfo sobre Rusia, aunque también algunos analistas señalan la posibilidad de un estancamiento que puede hacer de esta guerra un conflicto aún más desgastante y devastador para los ucranianos toda vez que se espera una nueva ofensiva por parte de Putin hacia finales del invierno.
Algo que resulta interesante en esta nueva maniobra estratégica por parte de occidente apoyando a Ucrania con el arribo de tanques es que se está planteando que la superioridad en tierra puede ser el elemento decisivo, no obstante esta visión parece recordar las viejas estrategias utilizadas durante la Segunda Guerra Mundial en la que la maquinaria bélica terrestre fue clave en el avance y control de los territorios, siendo los tanques el elemento central.
Hoy la guerra ha cambiado significativamente, y sin negar la importancia que pueden tener estos tanques su peso radica más en términos políticos que militares toda vez que han movido la balanza hacia una posición, aparentemente más unificada por parte de los miembros de la OTAN. El giro que ha dado Alemania es políticamente más significativo que el impacto que puede tener militarmente.
Los datos iniciales hablan de un envío de alrededor de 14 tanques por parte del gobierno alemán y considerando el resto de los miembros de la OTAN pudiera llegar a cerca de 100 vehículos. Las guerras actuales no necesariamente se van a ganar en tierra como lo ha demostrado este año que ya lleva el conflicto.
Quiénes realmente podrán salir beneficiados de esta decisión son las empresas del sector militar que verán aumentadas sus ventas pues ya se anuncia la construcción de nuevos tanques para suministrarlos a Ucrania.
La coalición de occidente contra Rusia hoy se hace más evidente con estos anuncios, acaso Moscú seguirá con su misma estrategia militar que a la fecha ha mostrado solo éxitos relativos ya que si bien han conseguido la incorporación de los territorios de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia además de Crimea, no ha logrado derrotar de manera definitiva al gobierno de Zelensky, además ya empiezan a levantarse voces dentro de la misma Rusia que se oponen a esta prolongada guerra.
Uno de los mayores riesgos que no debemos ignorar es que en meses pasados se puso sobre la mesa la posibilidad de recurrir a armas nucleares para poner fin a esta confrontación por parte del gobierno del Kremlin.
Hoy la guerra contempla mecanismos económicos, financieros, tecnológicos, incluso de inteligencia artificial, fuerza aérea, terrestre, así como armas convencionales y no convencionales como las armas atómicas… El envío de estos tanques no asegura el triunfo de Ucrania y si pone en riesgo hacia una escalada de mayores dimensiones toda vez que Rusia es hoy por hoy la primera potencia nuclear militar.
La autora es Doctora en Relaciones Internacionales, especialista en Asuntos Globales y Política Internacional. Profesora investigadora de la Escuela de Gobierno y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey.