Impresionante que México por fin ha rompido el récord de exportaciones en el 2022. Eso apenas es el inicio con el tsunami del Nearshoring que está en puerta. Las exportaciones de bienes crecieron 18.3 por ciento en el 2022. Hablando de proyecciones, México finalmente vino para quedarse como aliado comercial número uno de EU. Un hecho que se hubiera dado mucho antes, si Estados Unidos no hubiera metido tanta presión a México, durante el 2001, de ratificar e iniciar la entrada de China a la “WTO” (Organización Mundial del Comercio).
Pues, durante el año pasado México reportó un superávit en su comercio de mercancías con Estados Unidos de 130,552 millones de dólares, lo que implica un aumento de 20.7 por ciento interanual y un máximo histórico. Estados Unidos amplió su desbalance comercial con el mundo el año pasado y México se colocó como uno de los principales abastecedores de esa economía. En 2022, México recibió un total de 35,292 millones de dólares por concepto de Inversión Extranjera Directa, la más alta registrada desde el 2015. Aproximadamente el 40 por ciento de la IED se dirigieron al sector de la manufactura, especialmente la producción automotriz, eléctrica, electrónica y de transformación del hierro y el acero. La producción de parques y naves industriales está a su tope y va muy bien. Las empresas mundiales y muchas de China están aumentando su capacidad instalada en México de forma acelerada porque para una economía o empresa, aspirando un liderazgo global, el mercado en Norteamérica sigue siendo el mercado más importante en el mundo. Éxito en ese sentido para marcas con alcance internacional significa “ser exitoso en Norteamérica”.
Ahora, México se enfrenta al reto de convertir esta oportunidad de oro en un acelerado crecimiento del PIB per cápita o mejor dicho en el crecimiento de los ingresos familiares per cápita, que es el “KPI” a medir. Sus amigos gringos lo llaman tener que lograr un “leapfrog”. Hay que ser realista y pragmático en este camino y en la toma de decisión. Sí, hay que seguir mejorando en el tema de la inseguridad. Sí, hay que erradicar la pobreza. Sí, hay que mejorar el bienestar. Y sí, muy importante se deben mejorar los sueldos, las condiciones y prestaciones laborales, en especial para la mano de obra. Las palancas a mover para lograr estos múltiples objetivos estratégicos están a nivel políticas económicas, corrigiendo con sentido de urgencia los problemas sistémicos. Y por qué no pensar que estos problemas actuales de raíz pudieran ser las futuras fortalezas de México. En primer lugar, hay que fomentar la inversión pública y privada en infraestructura logística y proyectos de valor agregado. Hay que fomentar el desarrollo de las PyMEs. Para esto, el financiamiento a tasas y condiciones razonables debe ser la más alta prioridad para el Gobierno y el Banco Central. Ocupamos más inversión a través de un mejor acceso a financiamiento para dinamizar la economía nacional. Ocupamos también mejorar la certeza jurídica.
En segundo lugar, hay que incentivar empresas de la región del T-MEC y empresas que vienen a respetar las reglas del T-MEC. Entre ellos, respetar las condiciones laborales dentro del país. Ojalá, se prioriza el tema de mejorar condiciones laborales para la mano de obra, en especial en las oficinas de las firmas de servicio industrial y las oficinas gubernamentales de Desarrollo Económico. La inversión viene porque viene. En las siguientes cuatro décadas, México será el país más importante en relación geopolítica-comercio y en el tema del acceso a talento. La propia demanda al recurso humano va a tener un impacto que se traslada a tener mejores sueldos
El enfoque para los tomadores de decisión en el país debe ser la elección e inversión correcta en nuevos proyectos y aliados para habilitar modelos de negocio con valor agregado y con enfoque “verde”. La inversión en proyectos de sustentabilidad y energías renovables es un “deber”. Debemos lograr a través de estas nuevas inversiones y exportaciones de pagar mejores sueldos y reducir la huella de carbono. Mentes y manos a la obra para lograr un crecimiento económico per cápita mejorando a la par la protección del medioambiente y del recurso humano.