Como comentaba en una nota anterior, el documento de Pre Criterios Generales de Política Económica para 2024, contempla una reducción real de casi 2 puntos porcentuales en el Gasto Programable del Sector Público Presupuestal para el último ejercicio del presente sexenio, lo que le permitiría reducir el déficit presupuestal y los requerimientos financieros en un punto porcentual como proporción del PIB, reduciendo en un 50% el mayor sobregiro que está alcanzando en el quinto año de gobierno.
La principal razón que se esgrime para argumentar la factibilidad de tal reducción en el nivel del gasto, es la conclusión a finales de este año, de dos de las principales obras insignia de esta administración, que están demandando muchos recursos presupuestales, la aún inconclusa refinería Olmeca en dos Bocas, Tabasco, y el Tren Maya,
Sin embargo, el documento parece pasar por alto que hay rubros de gasto corriente que crecen de manera inercial, como las pensiones, en cuya dinámica de crecimiento, la inflación también juega un importante papel, ya que acusan un crecimiento conjunto, tanto por mayor número de pensionados, como por el incremento inflacionario en sus cuantías.
De la misma manera, el gasto en sueldos y salarios de la burocracia, tradicionalmente se incrementa con un modesto crecimiento real, al igual que la mayor parte del gasto corriente.
Adicionalmente, si se considera el aumento ya programando a la pensión de adultos mayores, la cual hará que esta erogación aumente en unos $100 mil millones de pesos adicionales en 2024, así como los demás programas de becas educacionales y de jóvenes construyendo el futuro, la verdad, luce difícil encontrar donde recortar el actual gasto programable, de manera tal que se puedan acomodar estos incrementos inerciales y al mismo tiempo, reducir el gasto programable, ya que los ahorros en las dos obras insignia ya señaladas, no dan margen suficiente para la propuesta de gasto programable para 2024.
Adicionalmente, pasando ahora al Gasto No Programable, lo que se tiene es que sus principales componentes acusarán un importante crecimiento, ya que los intereses de la deuda serán mayores, y su importe superará ya el billón de pesos, mientras que el aumento programado en la recaudación tributaria, conduce a un mayor pago de participaciones a Estados y Municipios, por lo que sin lugar a dudas, el Gasto No Programable habrá de aumentar en 2024, lo que hace más difícil la pretensión de reducir el Gasto Presupuestal en 2024.
Finalmente, no hay que olvidar que 2024 es año electoral, y que tradicionalmente, el gasto público tiende a crecer en el último año del sexenio, lo que sin duda es otro factor que parece no haber sido considerado en las proyecciones oficiales para 2024.
Considerando todo lo anterior, un pronóstico más realista ubicaría los requerimientos financieros del sector público presupuestal incluso superiores al 5% del PIB para 2024.
Un debilitamiento del peso, que lleve la paridad a niveles más realistas en 2024, elevaría la problemática financiera para el cierre del sexenio.
Sin duda, un gran reto para la siguiente administración.